CON EL 76% DE LOS VOTOS
El 77% de los votantes han rechazado elevar el salario mínimo hasta los 18 euros la hora, es decir, unos 3.270 euros mensuales, en el referéndum que se ha celebrado sobre la iniciativa.
También se opusieron, aunque por un margen muy estrecho -53,4%- a la adquisición de 22 aviones de caza Gripen, de fabricación sueca, un gasto de 2.500 millones de euros para el cual el Parlamento helvético ya había dado su aval hace ocho meses.
Los suizos son convocados a las urnas cuatro veces al año para pronunciarse sobre las cuestiones más diversas, de alcance federal o cantonal. Tras conocerse los resultados definitivos, el ministro de Economía de Suiza, Johann Schneider-Ammann, se declaró aliviado por el rechazo a la iniciativa de un salario mínimo, que había sido impulsada por los sindicatos con el apoyo de partidos de izquierda. "Es una señal clara en favor de nuestra plaza económica, de nuestro mercado de trabajo y de nuestra (forma de) convivencia social" comentó.
Insistió en que la aceptación de una remuneración mínima hubiese llevado a la supresión de empleos, particularmente en las regiones periféricas, y defendió que "el trabajo es el mejor antídoto para la pobreza" Los medios económicos se habían unido en la campaña contra la iniciativa del salario mínimo, que advirtieron repetidamente que perjudicaría a quienes intentaba proteger: los trabajadores con los salarios más bajos. Entre los opositores más activos estuvieron representantes del ramo de la hostelería y de la restauración, que aseguraban que tal medida afectaría el ya estrecho margen de rentabilidad que tienen y les obligaría a reducir sus plantillas de empleados.
El año pasado, los suizos aceptaron ampliamente una iniciativa para prohibir las millonarias indemnizaciones previstas para los altos ejecutivos llegado el momento de su partida. En cambio rechazaron, también por amplio margen, la iniciativa "por salarios equitativos", que establecía que el sueldo más alto en una compañía no podía ser más de doce veces mayor que el más bajo.
También es habitual en el sistema suizo que los ciudadanos decidan sobre cuestiones relacionadas con la defensa, como ocurrió al votar contra la compra de los aviones Gripen. Esto obligará a anular la operación pactada con Suecia y que tenía por finalidad reemplazar una flota de otro tipo de aviones de combate que, con treinta años de funcionamiento, son considerados obsoletos.