LAS OBRAS COMENZARÁN EL PRÓXIMO ENERO
El presidente del grupo murciano Baraka, Trinitario Casanova, ha adelantado que el rascacielos madrileño Edificio España, adquirido por su compañía al grupo chino Wanda, destinará sus primeras plantas a uso comercial y el resto a un hotel de lujo con 600 habitaciones que abrirá sus puertas entre finales de 2018 y mediados de 2019.
Casanova, que ha acudido esta mañana a la presentación del Ayuntamiento de los 70 proyectos para el futuro urbanístico de la plaza de España, donde se erige el rascacielos, construido en 1953 por Julián y José María Otamendi, ha asegurado que las obras de remodelación del edificio, para las que ya han obtenido todos los permisos, respetarán la fachada principal y el resto de la estructura exterior del edificio.
"Será una obra costosa, laboriosa y de gran envergadura", ha reconocido Casanova, quien ha añadido que se trabajará para conseguir abrir "en el mínimo tiempo posible, con mucha suerte a final de 2018 o a la mitad de 2019".
El empresario ha avanzado que está previsto que las obras comiencen en enero próximo y que en ellas serán utilizados los materiales más innovadores, pero conservando el edificio, de 117 metros de altura, tal y como fue construido.
De los 71.000 metros que tiene el edificio, según Casanova, 15.000 metros serán dedicados a locales comerciales entre el primer sótano y la tercera planta, y el resto albergará un hotel de cinco estrellas. Ha admitido que hay "negociaciones muy avanzadas" con dos empresas interesadas en establecer el hotel de lujo, aunque "aún no hay nada firmado".
Con respecto a la superficie dedicada a usos comerciales, el empresario ha dicho que es pronto para ofrecer información, aunque varios operadores ultiman los contratos. También ha explicado Casanova que está a punto de ser suscrito el contrato privado de adquisición del inmueble al anterior propietario, el grupo Wanda.
La multinacional china adquirió el emblemático edificio al Banco Santander en 2014 por 265 millones de euros con el objetivo de poner en marcha un hotel, viviendas y un centro comercial a sabiendas de que el inmueble estaba entonces parcialmente protegido por su valor histórico-artístico, lo que impedía derruirlo.