Estafas
Se cuelan en nuestros dispositivos electrónicos y lo que parece un chollo casi siempre suele ser una estafa.
No resulta difícil picar porque copian los logotipos e imágenes corporativas de las cadenas de supermercados más conocidas. Además nos alegran la vista con palabras casi mágicas, como "gratis" o "felicidades", "premio" o "afortunado" y nos aseguran que seremos propietarios de esos obsequios tan solo contestando una breve encuesta.
Pero si pinchamos en el enlace que nos conduce supuestamente al cuestionario estaremos abriendo en realidad la puerta a un estafador que pretende quedarse con nuestros datos o, en el peor de los casos, con nuestro dinero.
La Guardia Civil alerta de que, si somos clientes habituales de ese supermercado y tenemos una cuenta de usuario, los estafadores podrían hacerse con los mandos de nuestro perfil, hacer compras en nuestro nombre y acceder a nuestra tarjeta bancaria si cometemos el error de darnos de alta en el enlace que nos han enviado.
Otra de las estrategias para llamar nuestra atención es la de asegurarnos que nuestra tarjeta de socio está bloqueada o que necesitan actualizar nuestros datos de usuario. Al igual que sucede con los bancos, los supermercados de verdad tampoco nos piden esos datos a través del móvil para solucionar supuestos problemas de acceso.
Por mucho que sean denunciados resulta muy complicado perseguir a los responsables de estas estafas porque en la mayoría de los casos el mensaje procede de servidores situados en países remotos a los que no se puede reclamar. Lo que sí podemos hacer es aprender a desconfiar de ese tipo de mensajes siguiendo algunos consejos.
El primer truco para detectar este tipo de estafas consiste en mirar bien la dirección desde la que nos llega el mensaje. Muchas veces esa dirección no incluye siquiera el nombre del supermercado; eso ya nos indica sin lugar a dudas de que nos están intentando engañar.
Otras veces sí aparece en la dirección el nombre de la cadena, pero los ciberdelincuentes -advierte la Guardia Civil- suelen añadirle una letra o un número para poder crear una dirección falsa nueva sin que sea tan evidente el engaño.
Otra pista que nos puede indicar la falsedad del mensaje es la existencia en el mismo de faltas de ortografía o faltas gramaticales: palabras que no concuerdan, exclamaciones que faltan, ausencia de acentos, una redacción extraña…. Obviamente un departamento comercial de un gran supermercado no cometería esos fallos garrafales.
Sin embargo, los estafadores sí, porque muchas veces son textos escritos en cualquier idioma extranjero que un traductor automático ha convertido a una especie de español, con bastante poca habilidad, por cierto.
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