Protestas agricultores
El precio del cereal sigue en descenso continuo. Una de las razones está en el cereal importado de Ucrania, que llega a los puertos españoles a un precio más bajo del que se produce aquí. Los agricultores aseguran que están vendiendo a pérdidas.
En julio de 2022, el precio del cereal alcanzó sus máximos. Para ayudar a que la economía ucraniana no se hundiera por la guerra, la Unión Europea suspendió los aranceles a las importaciones de este país. Desde entonces, desde el Mar Negro, decenas de barcos cargados con cereal ucraniano llegan a diario a los puertos españoles.
"Los puertos están llenos de cereal ucraniano. Ucrania, pese a la guerra, sigue produciendo lo mismo que antes, es una potencia, y ha inundado todos los mercados con un cereal mucho mas barato que el nuestro", explica Juan José Laso, agricultor y presidente de APAG-Guadalajara. Eso está ocasionando que el precio al que se vende el cereal se esté desplomando. En apenas un año, la tonelada se cotiza a 150 euros menos.
España, en lo relativo a cereal, es un país deficitario. Es por eso el segundo país del mundo que más cereal importa, solo superado por China. Además, este último año, debido a la sequía, la producción nacional apenas ha cubierto una quinta parte de lo que se necesita. Sería lógico pensar que cuanta menos producción hay, más alto es el precio al que se vende. Pero no es lo que está ocurriendo.
"Hay que importar, es necesario. Pero que lo que se importe no venga a menos precio de lo que nos cuesta producir a los agricultores de España. Y, si viene a menos precio, que se prime a los agricultores de España por lo menos hasta cubrir costes", reclama Ángel Gálvez, agricultor y secretario general de COAG en Castilla-La Mancha.
Porque este año, dicen, les ha costado todavía más producir. "Los abonos los hemos pagado a un precio muy alto", explica Laso. "De media, los costes de producción de este año han sido unos 900 euros por hectárea", puntualiza Gálvez. "Es el año en el que más dinero por hectárea hemos invertido".
Explican que para no ganar ni perder, deberían vender el cereal a una media de 400 euros por tonelada. Actualmente, la cebada, por ejemplo, se paga a 190 euros la tonelada. "Estamos vendiendo a pérdidas. Por debajo de 200 euros no se puede vender", concluye Laso.
Pero ese no es el único problema. Es que, además, los cerealistas, que son los encargados de almacenar el cereal para después venderlo a las fábricas, tampoco están comprando a los agricultores. "El problema es que tenemos que competir con unos precios que se nos imponen también a nosotros, desde el puerto", explica José Alcorlo, encargado en un almacén de cereal.
"La semana que viene, los fabricantes saben que van a comprar más barato. Con lo cual, el almacenista no compra. Compra solo lo que sabe que va a vender, y es normal", detalla Gálvez.
Desde el sector piden soluciones. Por ejemplo, que se respete la Ley de Cadena Alimentaria, que impide vender por debajo de los costes de producción. O que, además de aranceles, se impongan cláusulas espejo. "Es decir, si yo no puedo utilizar un herbicida, que los productos que vengan de fuera, tampoco", argumenta Laso. "La mayoría del producto que viene de fuera, no solo de Ucrania, también de Brasil o Argentina... viene genéticamente modificado", puntualiza Gálvez.
Piden que se regulen todos estos parámetros, porque, ante esta competencia desleal, el campo español se está arruinando.
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