Premio de la Sostenibilidad de Zayed
Lucía Munnecke y Pablo Luengo han sido galardonados con el ‘Premio de Sostenibilidad Zayed’ que galardona a todas aquellas soluciones que busquen solventar problemas de mano de la sostenibilidad.
Todo empezó con un proyecto que realizaron ambos alumnos mientras cursaban el bachillerato. Se llaman Lucía Munnecke y Pablo Luengo y han ganado un premio internacional por descubrir la forma de transformar residuos orgánicos en electricidad. Su idea tiene como punto de origen unas nuevas tecnologías denominadas ‘celdas de combustible microbianas’. Estas lo que hacer es utilizar microorganismos para generar electricidad.
Lo más interesante es que pensaron en las mascarillas como principal materia prima. A partir de esta idea, diseñaron un prototipo y ahora quieren llevarlo a gran escala con el dinero del premio.
Estuvieron alrededor de cinco meses hasta que presentaron el proyecto para el premio. En plena pandemia, decidieron presentarse al ‘Premio de la Sostenibilidad de Zayed’. Zayed fue el fundador de los Emiratos Árabes Unidos y el galardón trata de mantener su legado y a las soluciones que propongan ya no solo de organizaciones, si no también colegios de secundaria y bachillerato. “Este que tenía que ver con las mascarillas pues les interesó al final”, afirma Luengo con una sonrisa.
¿En qué consiste el experimento?
“Puede parecer un poco complicado, pero al final el diseño y la manera en la que funciona es bastante simple”, nos cuenta uno de los premiados.
En una de las celdas insertadas en una botella, se encuentran los microorganismos, el residuo orgánico de las mascarillas en este caso. Y en la otra, simplemente tenemos una disolución salina. Ambas celdas están conectadas por un tubo.
Lo que hacen los microorganismos es que una celda degrada esos residuos produciendo una diferencia de potencial. Esto se traduce en electricidad. En resumen, degradamos los residuos -que no tienen por qué ser mascarillas también pueden ser residuos alimenticios- y a la vez producimos electricidad. Una solución bastante curiosa que podría convertirse en una gran alternativa de generación de energía de forma sostenible.
“Ahora que también se está acabando la pandemia, nuestro objetivo también es poder usar residuos alimenticios que en el caso de un instituto, por ejemplo, abundan. Y de ahí llevarlo a mayor escala ya y poder, por ejemplo, obtener electricidad para el colegio”, nos cuenta Luengo.
¿Cómo fue la ceremonia del premio?
“Fue un día bastante emocionante”. Así comienzo Pablo a narrar cómo fue la experiencia de viajar a Dubái para conocer quién era el ganador del galardón. Hasta allí viajaron los tres finalistas. El ganador se conoció en una ceremonia especial.
Pero esto no se queda solo ahí. Según cuenta Luego, el reconocimiento de la propia organización también puede servir para llamar a más inversores y que sea más fácil llevar el proyecto a gran escala.