El PIB de Japón creció un 4,1% en el primer trimestre de 2012, por encima de lo previsto, gracias principalmente a la mejora del consumo interno, clave para allanar el camino a una recuperación gradual de la tercera economía mundial.
El de enero-marzo supone el tercer trimestre consecutivo de crecimiento de Japón, que el año pasado afrontó su peor crisis desde la posguerra por el devastador tsunami que en marzo dejó más de 19.000 muertos y asestó un duro golpe a la economía del país.
Respecto al trimestre precedente, el producto interior bruto (PIB) nipón se incrementó un 1%, según los datos difundidos por el Gobierno. El crecimiento de Japón, desplazado en 2010 de su puesto de segunda economía mundial por China, superó los pronósticos de los analistas, que apuntaban a que el país asiático avanzaría en torno a un 3,3% en los primeros tres meses del año.
El fuerte aumento ha estado sostenido por la recuperación del consumo interno, que en Japón representa cerca del 60% del PIB y que subió entre enero y marzo un 1,1%. Se trata del cuarto incremento trimestral consecutivo del consumo, en este caso apoyado por la introducción, en diciembre de 2011, de nuevos incentivos estatales a la compra de vehículos de bajas emisiones.
Además, los japoneses han gastado más en bienes no duraderos, servicios y energía, según el informe preliminar de la Oficina del Gabinete.
También el gasto público ha contribuido de forma decisiva a impulsar la economía nipona con un incremento del 5,4% respecto al trimestre precedente, reflejo de las inversiones millonarias para a la reconstrucción de las zonas asoladas por el tsunami de 2011.
El Gobierno nipón ha aprobado hasta el momento cuatro presupuestos extraordinarios para la reconstrucción por más de 20 billones de yenes (unos 195.000 millones de euros), por lo que se espera que el gasto en este apartado sea un eje fundamental del repunte de la economía.
En el año fiscal 2011, que en Japón terminó el pasado 31 de marzo, el PIB concluyó prácticamente plano respecto al ejercicio anterior, con un mínimo descenso del 0,01% a causa, principalmente, de unas débiles exportaciones. Las grandes empresas de Japón, cuyas ventas al exterior constituyen otro de los grandes motores de la economía del país, afrontaron un año fiscal particularmente difícil por el impacto del terremoto y el tsunami, las inundaciones en Tailandia y la caída de la demanda a causa de la crisis global.
Los datos de enero-marzo, sin embargo, revelan una mejora de las exportaciones de bienes y servicios del 2,9%, alentada por la pausa en la apreciación del yen y la recuperación de la economía de EEUU, mientras que las importaciones se incrementaron un 1,9%. Pese a ello, las perspectivas de crecimiento para el trimestre actual son inciertas, ya que se teme el impacto de la crisis en la zona del euro y los efectos de un yen fuerte frente a la moneda única europea y al dólar, algo que perjudica seriamente a las empresas exportadoras.
El país también afronta con inquietud su frágil situación energética, después de que a principios de este mes se paralizara el último reactor nuclear que quedaba activo tras la crisis en la central de Fukushima. Sin capacidad para generar energía atómica, las eléctricas de Japón se han visto obligadas a aumentar el ritmo de sus centrales térmicas, lo que se ha traducido en mayores importaciones de hidrocarburos y, al mismo tiempo, en una subida de la factura eléctrica de las empresas.
La situación será especialmente delicada en los meses de caluroso verano, cuando el consumo es mayor y en los que no se descarta haya cortes en el suministro que podrían afectar de nuevo al crecimiento económico en los próximos trimestres.