SUPUESTAS IRREGULARIDADES
Los expertos, Antonio Busquets y Víctor Sánchez Nogueras, han ratificado ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu los informes en los que apuntaban que la entidad salió a Bolsa sin ofrecer su "imagen fiel" a los inversores institucionales y los accionistas minoritarios, al tiempo que han apuntado que el deterioro de los estados financieros del banco no puede achacarse a la crisis económica mundial, como defendieron los exdirectivos de la entidad presidida por Rodrigo Rato.
En relación con la situación del Banco de Valencia, que llevó a cabo un "desmesurado incremento" de su inversión crediticia entre 2004 y 2011 y asumió demasiados riesgos en el sector inmobiliario, los peritos han señalado que sus deterioros eran "conocidos" aunque no se quisieron abordar hasta la intervención de la entidad, en noviembre de 2011.
Según varios abogados presentes en la sala de vistas, los dos expertos han confirmado durante más de cuatro horas, punto por punto y sin apenas fisuras entre ellos, las conclusiones que plasmaron en sus escritos, de 212 y 198 páginas, respectivamente.
Busquets y Sánchez Nogueras han asegurado haberse dedicado durante año y medio, "en cuerpo y alma", a estos informes y que trabajaron por separado porque analizaban ámbitos distintos y complementarios. Unicamente han discrepado en la cuantía de los activos fiscales que la entidad podría haber recuperado, que han cifrado en 1.428 y 1.900 millones de euros, respectivamente. "Se trata de una horquilla valorativa", han argumentado.
"Errores contables" de Rato
Los peritos, que han contestado en esta primera comparecencia a las preguntas del fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón y las acusaciones personadas en la causa, han señalado que, en la salida a Bolsa que se produjo en julio de 2011, los inversores conocieron detalladamente las condiciones técnicas de la operación, contenidas en el folleto de salida a Bolsa, pero no así los estados financieros de la entidad.
En este sentido, han reiterado que las cuentas de 2011, que fueron aprobadas por el equipo de Rato en marzo de 2012, presentaban "errores contables" y que su reformulación en mayo de ese año, ya bajo la presidencia de José Ignacio Goirigolzarri, supuso el "reconocimiento" de esas equivocaciones y no "un cambio de estimaciones" en los balances.
Los peritos escribieron en sus informes que tanto en las cuentas de Rato, que presentaban unos beneficios de 309 millones de euros, como en las de su sucesor, que apuntaban a unas pérdidas de 2.979 millones, existían "ajustes de importancia material no contabilizados".
Este lunes han explicado que la reformulación se pudo realizar en ese corto periodo de tiempo porque, salvo el presidente, fue realizada por "el mismo equipo gestor", que ya conocía "la verdadera situación" de la entidad.