Okupas en Algeciras
Unos okupas entraron por la ventana en casa de Juana mientras ella estaba en el hospital. Hasta le cambiaron la cerradura. La policía le ha ayudado a recuperar el piso pero se han llevado todo, incluido muebles, grifos y puertas.
Ha sido, dice Juana, la peor "pesadilla de su vida". Esta mujer de Algeciras lo ha perdido todo. Sus recuerdos, sus muebles, sus electrodomésticos, hasta los grifos del baño o los interruptores de la luz.
Un día se sentía mal y se acercó al hospital. Allí estuvo más de doce horas, en la sala de Urgencias. A las cinco de la madrugada, regresó a su casa, y cuando quiso entrar, no podía, le habían cambiado la cerradura. Llamó a la Policía de inmediato. Cuenta que llevaba en el bolso las escrituras de la casa y se las tuvo que enseñar a un agente. Entraron por la ventana, porque habían roto la reja.
Cuando Juana entró en su piso no se lo podía creer. No quedaba nada. Entró en la cocina, ningún electrodoméstico. Entró en el baño, azulejos y techos destrozados. Se habían llevado también los grifos. Faltaban puertas, y todos sus muebles y camas habían desaparecido. Esa noche Juana no pudo pegar ojo.
Al parecer, eran varios okupas los que entraron en su casa. Se llevaron todo para traer muebles de su propiedad, cambiaron la cerradura. La hermana de Juana comenta que los vecinos pensaban que Juana había vendido el piso para irse a una residencia. "Los okupas actuaron de día con total impunidad", relata.
Al día siguiente, fue a poner la denuncia. Cuando regresó, habían intentado volver a entrar en la casa, pero la Policía le había puesto un bombín nuevo. Ahora vive aterrorizada, casi no sale de su casa.
Juana casi no tiene medios. Ella cobra el Ingreso Mínimo Vital, unos 600 euros. "Con ese dinero mi hermanda no puede hacer frente a recomponer toda su vida y su casa", dice su hermana. "Le piden 600 euros solo por arreglar la reja que destrozaron para entrar", dice. Así que su hermana, inmediatamente, pidió ayuda a través de las redes sociales. Los vecinos y todo el pueblo de Algeciras se volcaron para ayudarla. En pocos días, Juana tenía muebles, un colchón donde dormir, una nevera y, así, poco a poco, está despertando de su pesadilla.