Galicia
La mujer, que acumula una deuda de más de 7.000 euros, ha abandonado el inmueble que está “totalmente destrozado”
La pelea de Lucas por hacerse con su casa comenzó en el mes de enero. Desde entonces su inquilina dejó de pagar el alquiler. “Ella cobraba una ayuda por desempleo, y con eso me pagaba, pero cuando adquirió un bar para trabajar en él, dejó de percibir esos ingresos y a mi dejó de pagarme”, cuenta este vecino de Lugo.
A él le debe 4.000 euros y al propietario del local hostelero que regenta otros 3.000. “Es una ocupación doble la que ha hecho durante este tiempo”, explica Lucas.
Hoy, tras ocho meses, y después de contratar a la empresa Mi Casa No Es Tu Casa, Lucas ha recuperado su piso. “Nos ha costado muchísimo. Llegamos a encontrarle otro piso, le pagamos el alquiler de un mes para que se fuese pero dijo que no quería, porque le quedaba lejos de su bar. Es más, Lucas le dijo que se olvidaba de la deuda… Ha sido costoso”, explica Francisco, gerente de esta empresa que ha actuado de intermediaria.
La mujer ha decido esta mañana, tras un último altercado con la firma mediadora y la intervención de la Policía Nacional, devolver las llaves al propietario. “Acaba de hacerlo pero no nos vale de nada porque echó pegamento en la cerradura. Además, necesitamos que firme un documento en el que acredite que deja el inmueble de forma voluntaria”. Francisco es el que se ha encargado del papeleo y, tras varias horas además de una llamada a un cerrajero, ha conseguido acceder al piso con su propietario.
El olor es nauseabundo en el interior del inmueble, hay moscas por toda la casa, manchas, basura y, sobre todo, faltan muchas cosas. “No están las camas, los armarios, hasta los radiadores faltan, ¿qué ha hecho para sacar todo esto de aquí?”, se pregunta todavía con incredulidad Lucas. Pese a la alegría de haber recuperado el inmueble, piensa ahora en todo lo que queda por delante. “Está totalmente destrozado”, le escuchamos comentar por teléfono a un familiar.
Por ahora, y aunque este lucense ha recuperado su casa, la mujer sigue debiendo 7.000 euros y okupando el bar que regenta que es, además, un local conocido por la policía debido a las peleas que se suelen originar a las puertas.
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