Diamantes sintéticos
En los últimos años, un nuevo negocio con diamantes sintéticos se ha ido abriendo camino, siendo el objeto estrella de decoración en industrias como la de la automoción o la telefonía móvil.
Desde el inicio de los tiempo, el diamante ha sido uno de los minerales más importantes de la joyería, además de los más caros. Por la delicadeza de su composición y la finura que representa es también uno de los más valorados y de los más imitados. Gracias a los avances científicos, se ha logrado crear diamantes en laboratorios muy similares en características tanto física como ópticas a la gema extraída de la naturaleza, lo que hace que sea prácticamente imposible de diferenciarlos.
Evitar la estafa
Este mineral sintético juega con una ventaja, ya que su producción es mucho más económica, lo que lo hace también más asequible para el bolsillo del consumidor final, que podría ser hasta 3.000 euros más barato que el natural. Por este motivo, se debe tener cuidado para no ser objeto de una estafa. Para evitar que compra "gato por liebre" hay que ser muy consciente de la procedencia de lo que estoy comprando, por lo que es de gran importancia que el producto tenga acreditado su origen.
La cualidad principal que diferencia ambas piedras es su proceso de creación, "un diamante natural debe llevar millones de años bajo la tierra mientras que el diamante sintético se tarda un par de semanas o tres en hacerlo", por lo que para diferenciarlo se necesitaría realizar un análisis en profundidad del material y así lograr descifrar su ADN, donde reside la autoría de la composición, la naturaleza o el hombre. Algunos diamantes sintéticos presentan pequeñas partículas de hierro, otro mineral que no forma parte de la composición primaria del diamante natural. En
Leonardo DiCaprio abrirá su fábrica de diamantes sintéticos en España
Este nuevo negocio ha creado grandes expectativas, tantas, que el conocido actor de Hollywood Leonardo DiCaprio ha decido invertir en una fábrica de creación de diamantes sintéticos que, además, tendrá su sede en España, en la pequeña localidad extremeña de Trujillo. La fábrica abrirá sus puertas en dos años bajo el nombre de Diamond Foundry y se prevé que se podrá convertir en el sustento de la economía de la localidad.