la frontera sur de Europa
Melilla, que tiene cuatro pasos fronterizos con Marruecos por los que cruzan cada año en ambos sentidos más de 20 millones de personas y casi cinco millones de vehículos, está en vilo por el futuro de su aduana comercial, cerrada desde hace 43 días por decisión unilateral del país vecino.
Cuatro puentes que son un auténtico hervidero de melillenses y marroquíes que tratan de acceder al otro lado de la verja, fundamentalmente por motivos laborales, económicos o sociales, y que constituyen los únicos pasos fronterizos que Europa tiene en África junto con los dos de Ceuta.
Es la conocida como frontera sur de Europa, que tantos ríos de tinta hace correr cuando el enorme trasiego de personas no se ve correspondido con el orden y la agilidad, dos factores fundamentales para evitar que los pasos fronterizos se conviertan en un auténtico embudo y foco de incidentes.
La decisión unilateral de Marruecos de cerrar la aduana comercial del paso de Beni-Enzar, que no está operativa desde el 1 de agosto después de casi 60 años en funcionamiento, deja a ambos países sin aduana en sus fronteras, dado que en Ceuta no hay ninguna. Esta medida, anunciada por un organismo oficial de Marruecos, preocupa en Melilla por el impacto económico que podría tener para el sector empresarial y la recaudación por los impuestos de importación, cifrado en unos 100 millones de euros anuales.
Este jueves es un día importante porque el futuro incierto que deja para la ciudad el cierre de la aduana podría aclararse con la reunión que mantendrán sobre este asunto los directores generales de Aduanas de España y Marruecos, y la comparecencia en el Congreso del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. El cierre de la aduana comercial no afecta al tránsito habitual de personas y vehículos, pero sí al de los camiones que tratan de cruzar con mercancía documentada, como demuestra que nueve bateas españolas con mercancías lleven bloqueadas en tierra de nadie desde hace 43 días ya que no hay una aduana que les permita exportar.
En cambio, las toneladas de mercancías que llevan años saliendo de Melilla hacia Marruecos cargadas a espaldas de miles de porteadores marroquíes siguen haciéndolo con normalidad, sin que se aprecie desde el cierre de la aduana ninguna variación, han informado a Efe fuentes policiales.
¿Podría afectar de alguna manera el cierre de la aduana comercial a este tráfico de mercancías? Por ahora es una incógnita, aunque las fuentes consultadas por Efe creen que no lo hará, pese a la paradoja que supone adoptar una medida que pone fin a un intercambio comercial legal de hace décadas y, al mismo tiempo, mantener otro considerado alegal.
Las mismas fuentes creen que el problema de la aduana tampoco conllevará cambios en el tránsito habitual que se da en los cuatro pasos fronterizos habilitados entre España y Marruecos en Melilla: Beni-Enzar, Farhana, Barrio Chino y Mariguari, cada uno con su propia idiosincrasia, pero con el denominador común de soportar un intenso trasiego casi todos los días.