LA COMISARIA EUROPEA MÁS CRITICADA DEL MOMENTO
Margrethe Vestager, la comisaria europea de Competencia, sustituyó a finales de 2014 al español Joaquín Almunia. Es una política danesa del Partido Social Liberal que ha ocupado diferentes ministerios en su país, el último como ministra de Economía e Interior antes de hacer las maletas para tratar las amnistía fiscal en Europa.
Proveniente de una familia luterana, empezó sus comienzos políticos desde muy joven. Estudió Economía en la Universidad de Copenhague y, tras una carrera impecable de ascensos, en 1998 asumió la cartera de Educación y de Asuntos religiosos.
Llamada entre muchos la 'dama de hierro danesa', el denominado Radical Liberal, bajo su liderazgo, entró a formar parte del Gobierno tras las elecciones generales de 2011 en coalición minoritaria con el Partido Socialdemócrata de la primera ministra Helle Thorning-Schmidt hasta 2014.
Su primera toma de contacto en Bruselas llegó al dirigir las reuniones de Ecofin cuando, siendo aún ministra de Dinamarca, asumió la presidencia de turno en la UE en 2012. La impresión que causó al actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fue tan buena que la pidió como comisaria.
Vestager se encarga de analizar un gran número de acuerdos fiscales, así como de destripar, sancionar o corregir de dichos acuerdos. La lista de enemigos de la danesa crece por momentos: Apple, Google, Starbucks, Fiat, McDonald's, Amazon y, ahora, Google.
Fue la encargada de reclamar a la multinacional estadounidense Apple la devolución de 13.000 millones de euros por ventajas fiscales recibidas en Irlanda, al determinar tras una investigación iniciada en 2014 que constituyeron ayudas públicas ilegales.
El pasado mes de mayo, Vestager, en nombre de la Comisión Europea, impuso una multa de 110 millones de euros a Facebook por proporcionarle información "incorrecta o engañosa". Los datos se comunicaron tras la investigación sobre la red social en 2014 al determinar si la adquisición que hizo de WhatsApp vulneraba el mercado libre. Era la primera vez que Bruselas utilizaba esta herramienta sancionadora, que permite desde 2004 penalizar a una compañía con hasta el 1% de sus ingresos anuales al ofrecer datos falsos a las autoridades de Competencia.
Ahora le ha tocado el turno a Google, imponiéndole una multa récord de 2.420 millones de euros