Coronavirus
Los comerciantes chinos, aquellos que regentan bazares por miles de barrios de nuestras ciudades, empiezan a adoptar medidas de precaución frente al coronavirus. Empiezan a colocar delante del mostrador donde despachan o cobran unas mamparas improvisadas con plásticos.
Por un pequeño agujero acceden para coger el dinero y dar el cambio. No es extraño tampoco verles además con mascarilla y guantes. Los ciudadanos chinos fueron los primeros que decidieron autoconfinarse cuando el COVID-19 empezó a extenderse más allá de China. Lo hicieron voluntariamente, se quedaron en sus casas, para evitar contagios.
Ahora, que en España se superan los 1000 casos positivos, van más allá y lo que no quieren es contagiarse. Por eso proliferan en los comercios estos "inventos" que les asegura atender a los clientes pero sin tener contacto directo con ellos.