ECONOMÍA COLABORATIVA
Daniel es rider, reparte comida a domicilio y cobra 9,5 euros la hora. Sin embargo, en unos días le pagarán por pedido entregado 4,25. Además, es él quien pone su bici: "Quién sabe cuánto tiempo tienes que estar aquí bajo el sol esperando a que te salga un pedido", explica.
Si no suena su móvil puede volver a casa sin un céntimo. Trabaja como autónomo para una plataforma que media entre restaurantes y clientes: "El material se lo tienen que comprar a ellos, la publicidad es de ellos... no eres autónomo". Marco encontró en la bici una forma de salir del paro. Para ganar 500 euros al mes netos tiene que trabajar 25 horas a la semana: "No tenemos seguro y estamos todo el día en la carretera echando horas".
Son contratos que han surgido de la llamada economía colaborativa. Tras ella, según los trabajadores, hay precariedad: "La tarifa mínima son 3 euros, el 20% se lo queda la plataforma y otro tanto Hacienda". No es una situación que se dé sólo en España. En otros países los trabajadores ya protestan por estas condiciones de trabajo. La compañía, con sede en Reino Unido, dice que lo que pretende es crear empleo flexible y que sus repartidores puedan trabajar para otras empresas.