Okupación
Loli ha decidido hacer guardia en la casa de su prima, de 83 años, hasta que el okupa abandone el piso en Sestao. Necesitan vender la vivienda para que la octogenaria puede pagar su residencia.
Loli coge sus agujas de punto, su chal y su café y de diez a doce de la mañana se planta en la calle, justo en el portal donde su prima tiene una casa. Pero la casa está okupada. Un inquilino que dejó de pagar y así lleva ocho meses. Necesitan vender el piso porque su prima, de 83 años, tiene que pagar la residencia donde está viviendo ahora y con su pensión no puede.
"A mi prima todo esto le ha acarreado una depresión, incluso, le han tenido que ingresar hasta 12 veces en el hospital porque no puede con esta situación", dice Loli. "Nos sentimos solos, hundidos, indefensos. No hay justicia", se lamenta Loli.
El piso ubicado en Sestao lo tenían alquilado a tres jóvenes y durante ocho años no han tenido problemas con el alquiler. "Pagaban religiosamente", pero en marzo del año pasado acababa el contrato y avisaron a los inquilinos que tenían que abandonar la casa porque necesitaban venderla. Enviaron un burofax y les dieron de tiempo hasta junio para que se fueran, después una prórroga, hasta septiembre. Se fueron dos de los inquilinos, pero uno se quedó.
Le preguntaron si pensaba irse como el resto de los inquilinos, pero lo que contestó el okupa, de origen senegalés, fue: "Voy a juicio". Ya debe más de 6.000 euros.
El okupa ha realquilado habitaciones
Loli está indignada porque "nadie nos escucha" y, lo peor, es que el okupa "ha metido a gente" porque, tal y como él mismo ha reconocido, "así gana dinero". "De aquí no me muevo hasta que no lo vea marcharse por la puerta", insiste Loli.
Mientras espera a que el okupa se vaya, tiene el apoyo de todos sus vecinos. "Esto es una vergüenza, es un jeta", es lo que comentan los vecinos cuando ven a Loli esperando para recuperar su casa. "No hay derecho a esto, las leyes tienen que cambiar, las tienen que cambiar cuanto antes", reclaman otros vecinos, que añaden: "Es más fácil que te ocurra algo así, que te okupen la casa, a que te toque la lotería".
Mientras Loli espera, pacientemente, sentada con su punto y su café, a que la Justicia decida.