MÁS CAPRICHO QUE NECESIDAD
Sisar, mangar, robar, mil formas de decirlo y mil formas de hacerlo. Los que lo practican son ágiles, silenciosos. Las cámaras lo muestran, unas gafas, un monedero, casi todo puede caer en sus manos en segundos, da igual el tamaño del producto.
Cualquiera puede hacerlo. En unas imágenes se ve a una mujer, lo que no sabemos si realmente era una monja o utilizaba este disfraz para no levantar sospechas. A unos los pillan y a otros no. Hay dependientes que son expertos en detectar lo que se llevan en el bolso.
Las bebidas alcohólicas, en las tiendas de alimentación, son lo preferido por los ladrones. Eso y los embutidos. En textil, la ropa de adulto y en tecnología, accesorios, teléfonos y tabletas.