EN GRECIA, PROTESTAS POR LOS RECORTES
Un plan que ya preparan las instituciones europeas y supondría dejar a Grecia al borde de la quiebra sin ayuda financiera. Los contactos siguen a todos niveles, incluso con una nueva reunión de Tsipras con Hollande y Merkel, pero se mantiene la incertidumbre.
La zona euro ha puesto como límite de las negociaciones la reunión del Eurogrupo de este sábado. Atenas tendrá que elegir entre el 'salvavidas' europeo, que prevé la extensión del rescate por 5 meses y desembolsos inmediatos, o el camino a la quiebra.
La canciller alemana ha dado órdenes de cerrar la crisis griega antes de que el lunes abran los mercados. La preocupación en Bruselas es que si no hay acuerdo, el lunes los bancos griegos no podrán subir la persiana.
El alemán Gunter Ottinger, comisario de Agenda Digital en el ejecutivo comunitario, asegura que si la negociación fracasa de nuevo, a partir del 30 de junio la salida de Grecia del euro será inevitable, un riesgo demasiado elevado para todos.
“Es muy difícil por muchas razones”, afirma el primer ministro italiano Matteo Renzi. “La reunión del sábado de los ministros de finanzas es crucial”, apunta con un tono también pesimista el presidente francés François Hollande.
Las posturas no están tan alejadas, pero hay aun puntos insalvables, como el sistema de pensiones griego, los gastos de defensa o la negativa de Atenas a subir el IVA a los hoteles.
En el mejor de los casos, si se desbloquea la situación, a Alexis Tsipras le queda por delante conseguir apoyos suficientes en el parlamento griego. Los diputados deberían aprobar el pacto el domingo en una sesión extraordinaria.
En las calles de Atenas, mientras tanto, continúan las protestas y el nerviosismo, con varias manifestaciones de grupos anti-sistema y gente que protesta espontáneamente según se recibe la información desde Bruselas.
La tarde del viernes, el Partido Comunista ha convocado una marcha con el lema “NO al acuerdo”, y varios miembros de Syriza, el partido del gobierno, podrían votar en contra de un acuerdo, ya que califican a los acreedores de “chantajistas”.