LOS INSPECTORES RECONOCEN QUE ES DIFÍCIL
Euro a euro se cuentan las propinas, pero ojo porque ese dinero son ingresos que deberían tributar por IRPF. Lo dice Hacienda: las propinas no se salvan. Con la ley en la mano, la empresa debe retener o ingresar en cuenta de sus empleados ese importe.
Ariadna trabaja de camarera en Alicante. El mejor mes puede embolsarse unos 200 euros en propinas. Ni con ese extra llega a ser 'mileurista': "Por eso los clientes deciden darnos la propina. A nosotros no tienen derecho a quitarnos lo que nos pertenece".
Lo mismo opina Sergio, un veterano de la hostelería: "Es que cada vez nos aprietan más, es que no nos va a dar para lo básico". Los inspectores lo reconocen: es difícil vigilar la tributación de las propinas, sobre todo cuando es en efectivo. Otra cosa es que el cliente la incluya en la tarjeta de crédito.