EL PROBLEMA CRECE CON LOS AÑOS
Apenas saben dar unos pasos, se tambalean y se caen, pero lo hacen sin soltar el móvil. Empiezan desde bien pequeños y, cuando se lo quitan, lloran. Los niños están cada vez más pendientes de la pantalla y menos de menos de juguetes.
Según van creciendo, su interés por ellos se desploma. Solo tres de cada diez niños de 8 años pasa más de cuatro horas jugando y a los 11, dos de cada diez.
Aunque están rodeados de pantallas, los niños no deberían usarlas hasta los 6 o 7 años. Muchos padres reconocen que se rinden y que se la dan para mantenerlos entretenidos.