Crisis económica
Kate es una hostelera que pagaba 25.000 euros al mes por un local en el centro de Barcelona. Con las circunstancias de la pandemia pasó de facturar 5.000 euros al día, a generar tan sólo 100 euros. Las cuentas no le cuadraban y habló con la propietaria del local.
Le explicó que con la nueva situación era insostenible pagar ese precio. Ahora tenía un aforo de tan solo 13 personas y no había terraza, por lo que el modelo de negocio era completamente distinto. Consiguió que le rebajaran el alquiler pero la relación se volvió tensa con la dueña y finalmente la desahuciaron por el retraso de unos días en un pago.
Jurídicamente existe una figura legal que puede obligar a los propietarios a que les rebaje el alquiler a sus arrendados. Esta fórmula es un salvavidas en tiempos de pandemia y viene a establecer que si aparece una circunstancia imprevisible se pueden modificar las cláusulas del contrato de alquiler.
Hay casos en los que los hosteleros reciben apoyo por parte de los propietarios. Eso es lo que le ha ocurrido al chef Carles Abellan, se siente afortunado porque pagaba 12.000 euros al mes y le han rebajado la cuantía a la mitad.