PROYECTOS ABANDONADOS
La burbuja del ladrillo dejó su rastro en la geografía de todo el país en forma de esqueletos de edificios o urbanizaciones inacabadas, rotondas o carreteras que no van a ninguna parte. Ahora los podemos ver con un dron: un recorrido por los fantasmas de ladrillo.
Prometía ser una urbanización de ensueño a pocos metros del mar, en Mojácar, Almería, pero se ha quedado en un megaesqueleto de ladrillo donde deberían estar viviendo ahora mismo más de 11.000 personas.
Otro vecindario fantasma, en este caso en un pueblo de Murcia: 500 viviendas, piscinas y un gran campo de golf. Un complejo residencial de lujo en La Mancha, abandonado desde hace años, a medio hacer, captado con un dron. Durante meses el bilbaíno Markel Redondo ha recorrido España buscando, desde el aire, las huellas de la burbuja del ladrillo.
Un trabajo por el que ha recibido un prestigioso premio de fotografía de una revista británica. Carreteras en mitad de la nada por donde nunca ha pasado un coche, rotondas que no conducen a ninguna parte, tejados convertidos en ruinas geométricas. Los estragos de la fiebre inmobiliaria vistos desde una perspectiva, la de las alturas, que da todavía más impresión.