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Carbón

La invasión rusa en Ucrania obliga a Europa a volver al carbón: ¿Cómo será el invierno?

Europa vuelve a refugiarse en el carbón para intentar hacer frente al gélido invierno tras la invasión de Rusia en Ucrania.

El carbón regresa a la Unión Europea para salvar el invierno. La guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado que muchos de los países con gran dependencia del gas ruso vuelvan a encender sus centrales térmicas de carbón.

¿Tendrá que esperar el Pacto Verde europeo?

Entre las líneas rojas de la política verde de la Unión Europea se encuentra el carbón. En 2021, las autoridades comunitarias adoptaron oficialmente una serie de objetivos que serían la puerta de entrada para lograr la neutralidad climáticaen 2050.

Sin embargo, la invasión en Ucrania ha cambiado las reglas del juego y ha obligado a los países europeos a establecer un plan alternativo para responder a la urgencia de acabar con la dependencia energética de Rusia. Con ese objetivo, la Comisión Europea lanzó en marzo la estrategia 'REPowerEU', que busca reducir gradualmente las importaciones de gas, petróleo y carbón procedentes de Moscú.

Crisis energética europea

Esta estrategia, sin embargo, es un arma de doble filo, y eso ya lo están notando países como Alemania. Allí, hasta el partido verde ha asumido un aumento de las emisiones. De hecho, el país germano se encuentra a la cabeza de las emisiones de dióxido de carbono europeas. Alemania, que a principios de año inició un proceso de descarbonización, ha tenido que reactivar algunas centrales ante el temor de quedarse sin suministro energético. Lo que tienen claro las autoridades, al menos de momento, es que no volverán a la energía nuclear.

La vecina Austria obtiene un 80% de su gas de Rusia. Allí abandonaron el carbón hace dos años, pero ahora vuelve a recuperarlo para asegurarse el invierno. En Holanda la situación es parecida: mantendrá activas sus centrales térmicas de carbón al menos hasta 2024.

Primeras consecuencias del cambio climático

Y mientras esto ocurre, organizaciones ambientalistas como como Greenpeace advierten: nos encaminamos hacia una crisis climática sin precedentes, con consecuencias dramáticas. "El cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, los impactos del cambio climático ya son perceptibles", asegura la ONG.

Así, desde la época preindustrial la temperatura media mundial ha aumentado por encima de 1,2°C y los últimos siete años se han convertido en los más cálidos desde que existen registros.

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