Inlfación
Los ingredientes de las clásicas gildas vascas han aumentado considerablemente su coste, pero los bares prefieren asumir el impacto antes que pasárselo por completo al cliente.
La inflación sigue haciéndose notar en muchos sectores, y uno de los más afectados es, sin duda, la hostelería. Este aumento generalizado de los precios ha dejado a los dueños de bares y restaurantes pocas opciones: asumir ellos mismos la subida de los costes o trasladar ese incremento a los consumidores. Sin embargo, hay un producto en particular que sufrido el peso de la inflación: las gildas.
Las gildas son un gran clásico entre los pinchos sobre todo son un emblema en el País Vasco, tal y como comenta José Pereda, dueño del Bar el Huevo Frito. En los últimos años, todos los ingredientes que componen una gilda han sufrido una notable subida de precio por la inflación. Las aceituna han aumentado un 54% , la lata de anchoas, según José, han subido unos tres años con respecto al año pasado, el galón de guindillas cuesta "dos euros más" que hace dos años y el litro de aceite de oliva ha pasado, con respecto a 2019 de "cuatro euros y pico a entre nuevo o diez euros". Esta situación no es exclusiva de un solo establecimiento. León García, del Bar Gilda Toki, también señala el considerable aumento del precio del pan, afirmando que ahora "cuesta una pasta".
No obstante, a pesar del notable aumento en el coste de los ingredientes, los precios al cliente no han subido en la misma proporción. José Pereda comenta que en su bar solo han subido diez céntimos el año pasado y otros diez céntimos este año, asumiendo ellos mismos gran parte del sobrecoste. En el Bar Baster de Bilbao, Luis Auguet ha seguido una estrategia similar: "Ahora mismo la tenemos a un euro con ochenta céntimos, y cada año va subiendo unos diez céntimos".
A pesar de que ahora pagan entre un 15% y un 20% más, siguen disfrutando de las gildas tanto como antes. "A mí y a mis amigos nos vuelven locos las gildas. Es un gustazo, están de maravilla", dice un cliente habitual. Otro añade: "La gilda es un pincho que no llena y que se puede tomar antes de comer o cenar". Incluso otro cliente destaca que "tienen un sabor fuerte e invitan a beber".
Al final del día, la inflación puede subir los precios, pero no consigue amargar las gildas, que siguen siendo uno de los pichos favoritos de los consumidores.
La inflación en julio se redujo al 2,8%, seis décimas menos que el mes anterior, según datos del INE. Esta disminución se produjo principalmente a la bajada de precios de la electricidad y los alimentos. Los precios de los alimentos cayeron 1,1 puntos hasta el 3,1%, la menor tasa desde octubre de 2021. Ante este hecho, el Ministerio de Economía destacó la capacidad de la economía española para crecer mientras se modera la inflación, mejorando así la capacidad de compra de los ciudadanos y la renta de los hogares.
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