El Consejo de Ministros aprueba en unas horas el decreto sobre la reforma laboral. La reunión se adelanta dos días, del habitual viernes al miércoles, porque sólo así podrá anunciarlo Zapatero en Bruselas, ante el Consejo europeo del jueves, el último del semestre de la Presidencia española.
Máxima presión internacional, distanciamiento de los sindicatos, desconcierto de la oposición. El Gobierno impone su reforma, sin el consenso de los agentes sociales, y sin saber si será convalidada la próxima semana en el Congreso porque a día de hoy todos los grupos le han negado el respaldo.
Buscan y no encuentran, dicen, en el documento las medidas del PSOE para crear empleo. El texto pone el énfasis, advierten, en el abaratamiento del despido, es decir, más desconfianza, menos consumo, menos inversión.
No han dado frutos los dos días de encuentros del Ministro Corbacho con la oposición, en busca de la sintonía con las minorias. El Ejecutivo ha aceptado por ello que su propuesta sea tramitada como proyecto de ley, abierta a enmiendas y a modificación. La reforma laboral definitiva estará lista en otoño.