EL PROYECTO FUNCIONA TAMBIEN EN FINLANDIA Y HOLANDA
Unos sensores en las habitaciones miden la temperatura, humedad y luminosidad. La información recogida se envía. Cada cinco minutos a un ordenador. El objetivo de este proceso, llegar a un 20 por ciento de ahorro energético. También podemos saber si hay alguna puerta o ventana abierta o si la habitación está ocupada o no. Esto es un sensor presencial. A través de infrarrojos detecta el número de personas que hay en la habitación y sus necesidades.
De esa manera se consigue ahorrar energía sin interferir en el confort del paciente. Tras un periodo de prueba de un año, se espera obtener los resultados que permitan un ahorro energético de más de un millón de euros anuales.