Heladería
Desde hace más de 45 años, Helados Peña la Vieja hace el agosto a pie de playa ofreciendo sabores únicos.
Todo sigue exactamente igual que cuando Helados Peña la Vieja, este pequeño local que hace el agosto a pie de playa, abrió sus puertas hace 45 años en pleno paseo de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria.
Unas fotografías en blanco y negro decoran el sobrio local, donde también se pueden ver miniaturas de los carritos de venta ambulante con los que comenzó este negocio años antes de establecerse en la playa allá por 1979.
Muchos clientes siguen siendo fieles a estos helados tradicionales: "Yo soy de yogur y málaga de toda la vida". Y aunque los sabores de siempre son los que más triunfan, como pistacho, chocolate o vainilla, según nos cuenta Jeremy Monzón, quien trabaja ahora en la heladería, el espíritu de este negocio es innovar y ofrecer siempre sorpresas a sus clientes. Hasta hace poco tenían un sabor especial por las fiestas de San Juan, cuya receta era secreta.
Además de fresa, málaga o amarena, encontramos sabores más exóticos como "cubanito", con sabor a las populares galletas canarias; "gofio", que según Jeremy es muy solicitado por los peninsulares; y "tuno indio", que hace las delicias de pequeños y mayores. Un cliente que lo prueba nos comenta que sabe al verdadero tuno, fruto de la penca, una planta muy popular en Canarias.
Además de estas innovaciones, la heladería se ha centrado en conservar las tradiciones con los clásicos cortes de helado, que no es otra cosa que una porción de helado entre dos galletas y se puede pedir en varios sabores. En el rato que estamos en la heladería, una cliente lo pide de fresa y nata, y se va degustándolo por el paseo encantada.
Una de las cuestiones que más separa a los amantes del helado es si pedir vasito o cono, cucurucho, como se dice en Canarias. En este sentido, algunos lo tienen claro: "Vasito, porque me gusta degustar el helado sin galleta" o "Cucurucho siempre, aunque con este calor se derrite todo", afirma otro cliente.
Para evitar peleas, Jeremy propone que optemos por la tulipa, vasitos comestibles recubiertos de chocolate donde se puede colocar el helado. Nos sirvió uno de chocolate y leche, que estaba delicioso.
En Canarias, las temperaturas durante todo el año permiten que siempre apetezca comer un helado, así que, aunque los meses de julio, agosto y septiembre sean de un poco más trabajo, se podría decir que esta heladería "hace el agosto" los 365 días del año.
Como peculiaridad, el local cierra normalmente algo pasadas las 12 de la noche, porque no se van "hasta que no atendemos a todas las personas de la cola", algo que Jeremy afirma con una sonrisa en la cara y orgulloso de su trabajo en este negocio que lleva ya mucho tiempo repartiendo felicidad en forma de mantecado.
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