Beca Leonardo 2018
Las proteínas se fabricarían en bacterias E. coli a bajo coste y sin generar residuos tóxicos. El objetivo último del proyecto es fabricar un prototipo de ventana semitransparente solar.
Rubén Costa Riquelme nació en Valencia en el año 1983. Tras doctorarse en el Instituto de Ciencia Molecular (Universidad de Valencia), fue investigador posdoctoral Humboldt en la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania).
En el año 2013 creó su propio grupo de investigación, que se centra en optoelectrónica basada en materiales híbridos. Unos años más tarde, en 2017, trasladó su grupo al IMDEA, y en la actualidad es profesor de la Universidad Técnica de Múnich, en Alemania, donde dirige el Departamento de Materiales Biogénicos Funcionales. Ha sido galardonado con el Premio Jóvenes Investigadores 2016 de la Real Sociedad Española de Química, la Silver Medal European Young Chemist Award 2016 y el European Innovator 2017, entre otros reconocimientos.
La química fácil, flexible, multidisciplinar y bonita
Costa encontró en la química el puente entre dos de sus pasiones: la biología y la tecnología. "Es fácil, flexible, multidisciplinar y bonita", considera. Su entusiasmo ha ido siempre de la mano de su preocupación por el medioambiente, aspecto que le ha llevado a buscar materiales sostenibles, que no sean finitos y que puedan pasar de generación en generación. Pero, sobre todo, que sean útiles.
Costa aspira con su proyecto a desarrollar ventanas que generen energía eléctrica a partir de la luz solar. Una de las soluciones más prometedoras está basada en el uso de una matriz polimérica semitransparente que se dispone entre los vidrios de la ventana. Ésta cumple con la función de redirigir la luz emitida por un compuesto antena que se excita con el sol hasta células solares situadas en los bordes de la misma, generando electricidad.
Sin embargo, hay ciertos obstáculos con los que el desarrollo de estos sistemas se está tropezando. Es por ello por lo que la Comisión de Desarrollo Sostenible de la Unión Europea ha pedido esfuerzos para salvarlos utilizando componentes baratos, sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. El proyecto propone utilizar proteínas fluorescentes procedentes de medusa, que se fabricarían en bacterias E. coli a bajo coste y sin generar residuos tóxicos. El objetivo último del proyecto es fabricar un prototipo de ventana semitransparente solar.
El primer dispositivo que realizaron emitió luz durante casi cuatro días. Por el momento, ya han conseguido llegar hasta los 150 días de estabilidad, funcionando de manera constante hasta alcanzar su vida media. La meta que hay por delante es superar los dos años sin interrupción.
"Si alcanzamos estabilidades de años, estaríamos en condiciones de plantear una tecnología relevante para nuestro uso. Hoy, lo hemos conseguido para varios meses y seguimos trabajando en ello con una buena financiación que nos permite explorar esos límites", explica Costa. Ahora, él y su equipo continúan trabajando en descifrar los límites de esta innovación, en términos de color, eficiencia y estabilidad.
Para el desarrollo de este proyecto, bautizado como 'Estabilización de Proteínas para Concentradores Solares Luminiscentes', Costa obtuvo una Beca Leonardo en 2018, otorgada por la Fundación BBVA a Investigadores y Creadores Culturales en el área de Ciencias Básicas. "En 2013, puse en marcha mi propio grupo de investigación, centrado en optoelectrónica híbrida, que se centra en reemplazar materiales o componentes por otros de origen biológico, como glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos, sin perder las prestaciones de los dispositivos. Y posteriormente, trasladé el grupo al IMDEA Materiales de Madrid", explica.