EL PAÍS TIENE UNA TASA DEL 8% DE DESEMPLEO JUVENIL
Austria es, junto a Alemania, el país con el desempleo juvenil más bajo de Europa: un modelo de enseñanza profesional con un enorme contenido práctico y la implicación de las empresas en el proceso educativo son el secreto del éxito. El país tiene un paro juvenil del 8%, muy por debajo de la media de la Unión Europea (UE), del 23,5%, y a años luz de los países con el mayor número de jóvenes sin trabajo: el 58,4% en Grecia y el 55,7% en España, según los últimos datos de Eurostat.
Austria y Alemania comparten un modelo de formación profesional que sumerge a los jóvenes en el mundo laboral con 15 años y en el que, desde el primer momento, reciben una formación práctica y un salario durante su etapa de tres años como aprendices. Los sueldos de los alumnos suelen ir desde los más de 400 euros mensuales del primer año hasta unos 700 a 900 euros el tercero, dependiendo de la profesión.
Según datos de la patronal austríaca, las compañías forman a unos 120.000 aprendices y gastan 2.700 millones de euros anuales en la tarea, lo que supone alrededor del 1% del PIB. El 40% de los directivos de empresas son antiguos aprendices. La cadena de supermercados Spar, por ejemplo, tiene a su cargo a unos 2.700 aprendices y cada año busca a otros 900 jóvenes.
La formación se divide entre un 30% teórico en la pública Escuela de Oficios y un 70% práctico en la empresa. "A quienes superan la formación de tres años les garantizamos un puesto de trabajo y buenas perspectivas laborales. Hemos invertido mucho dinero en ellos y somos los primeros interesados en que se queden", explica a Efe Heidi Wasserbauer, responsable de formación.
"Cuando acaba su formación tenemos a un trabajador muy productivo porque conoce la compañía. Es mucho mejor que un temporal", recalca la experta, para quien las claves del modelo son la planificación empresarial a largo plazo y unas relaciones laborales estables. Dado que los jóvenes son cada vez menos por el declive demográfico, existe una auténtica "guerra de ofertas" entre las empresas para captar a los adolescentes con más talento.
Por ejemplo, Spar ofrece 4.500 euros adicionales a lo largo de la formación como incentivo a las buenas notas y paga el carné de conducir a los que mejores resultados obtienen al terminar. Otras compañías ofrecen como anzuelo costear la factura mensual del teléfono móvil -regalando además un modelo "inteligente" cada año-, ciclomotores o viajes.
El consenso político es pleno para luchar contra el paro juvenil con programas que tienen de premisa el desarrollo formativo como trampolín hacia el mercado laboral. "En Austria todos los partidos políticos coinciden en que los jóvenes deben de ser el principal grupo de población para las políticas de empleo", explica Johannes Kopf, director del Servicio Público de Empleo de Austria (AMS).
Además existe la denominada "garantía educativa" y los jóvenes que no encuentran plaza en una empresa privada tienen asegurada una y un salario en talleres públicos de formación profesional. "Todo joven que no encuentra un puesto en una empresa, porque tenga malas notas o no haya una empresa en su región, puede formarse a través del AMS", explica Kopf.
Eso sí, los aprendices ganan menos que en una empresa -unos 290 euros mensuales el primer año y alrededor de 600 euros el último- para alentarles a dar el salto al sector privado. Entre los especialistas consultados existe división de opiniones sobre si este modelo puede ser exportado, ya que tiene una larga tradición en la cultura empresarial de Austria y Alemania, que ponen el acento en la transmisión del conocimiento entre generaciones.
"El modelo se puede aplicar en otros lugares, pero se debe de pensar a largo plazo, en al menos diez años", indica Kopf, mientras que para el economista jefe de la Cámara de los Trabajadores (AK), Markus Marterbauer, "es complicado implantarlo en otros países. Lo importante es que los jóvenes aúnen trabajo y formación". También el comisario europeo de Cooperación Regional, el austríaco Johannes Hahn, subraya que implantar este sistema requiere una estrategia a largo plazo.
"Parece que estos sistemas son un éxito si se miran las cifras de desempleo juvenil. Parece haber una clara relación en ese sentido", destaca en declaraciones el que fuera ministro de Ciencia y Educación de Austria entre 2007 y 2010. Sobre su aplicación en España, sostiene que en un periodo de entre "cinco a diez años se podrían ver resultados muy concretos, pero en el corto y medio plazo se necesitan otras soluciones" al desempleo juvenil.