Banca

España, cada vez con más concentración bancaria: qué hay de bueno y de malo en la OPA del BBVA al Sabadell

Si saliera adelante la OPA entre BBVA y Sabadell, el nuevo banco sería el segundo más grande de España y el tercero de toda Europa.

El BBVA, banco presidido por Carlos Torres Vila, sorprendió este jueves a los mercados con una oferta pública de adquisición de acciones (OPA) no pactada sobre todo el capital de Banco Sabadell, con un canje de 4,83 acciones del catalán por una del BBVA que valora a la entidad en 11.530 millones de euros.

Si sale adelante esta operación, tres entidades (BBVA, Santander y CaixaBank) concentrarían más del 70% del mercado bancario en España.

La adquisición de una entidad bancaria por parte de otra puede tener diversas implicaciones en el sector financiero y en la economía en general. Por un lado, puede conducir a una mayor concentración bancaria, lo que significa que un número menor de bancos controlan una parte más grande del mercado.

Esto puede tener ventajas, como la reducción de costos operativos y una mayor eficiencia, pero también puede plantear preocupaciones sobre la competencia y el poder de mercado.

Los bancos han internalizado la creencia de que, si un banco mediano entra en quiebra, no hay mayores preocupaciones: puede ser rescatado a través de una entidad más grande o con fondos públicos. Esto se ilustra recientemente en los Estados Unidos con el caso del Silicon Valley Bank (SVB). Sin embargo, si es un banco grande el que enfrenta la quiebra, la situación se vuelve problemática.

El riesgo inherente en la creación de gigantes radica en el desafío de hacer frente a su posible colapso. Lo que se conoce como 'Too big to fail' (demasiado grande para quebrar), la situación en la que una institución financiera es tan grande y sistémicamente importante que su fracaso podría tener consecuencias catastróficas para la economía en general. Esto puede llevar a que el gobierno intervenga para rescatar a ese banco con el fin de evitar un colapso financiero sistémico.

La preocupación radica en que, si un banco es percibido como "demasiado grande para fracasar", puede asumir riesgos excesivos y operar de manera imprudente, sabiendo que, en caso de problemas, el gobierno probablemente intervendrá para evitar su colapso. Esto puede crear incentivos perversos y moralmente peligrosos, ya que el banco podría no estar completamente motivado para gestionar sus riesgos de manera prudente.

Los críticos argumentan que esta noción de "demasiado grande para fracasar" crea distorsiones en el mercado al otorgar a ciertas instituciones financieras una ventaja competitiva injusta y alentar prácticas arriesgadas. Además, puede crear una situación en la que los contribuyentes terminen asumiendo los costos de los errores de gestión de riesgos de los bancos, lo que genera resentimiento y desconfianza en el sistema financiero.

Sin embargo, la adquisición de un banco por parte de otro puede tener un impacto en los clientes, los empleados y los accionistas de ambas entidades, así como en el panorama económico más amplio.

Si hay menos bancos en el sistema financiero, los clientes tendrán menos donde elegir. Es decir, para el ciudadano de a pie significa menos bancos a los que poder ir a negociar tanto su activo como su pasivo, con el riesgo de que haya un pacto de no competencia.

Cambio en el panorama bancario español

La realidad es que el cambio en la estructura bancaria en España en los últimos 15 años es significativo y se ha caracterizado por un proceso de consolidación que ha llevado a una mayor concentración bancaria en el país.

Durante las últimas dos décadas, el sector bancario español ha experimentado un proceso de consolidación, con fusiones y adquisiciones que han reducido el número de bancos en el país.

Este proceso ha sido impulsado por diversos factores, como la crisis financiera de 2008, que afectó gravemente a muchas entidades bancarias españolas y provocó la necesidad de reestructuración y consolidación para mejorar su solidez financiera.

Algunos ejemplos de fusiones destacadas incluyen la que tuvo lugar entre Banco Santander y Banco Central Hispano en 1999, que dio origen al actual Banco Santander, y la adquisición de Banco Popular por parte de Banco Santander en 2017, tras la intervención y resolución de Banco Popular por parte de las autoridades europeas.

Como resultado de este proceso de consolidación, el número de bancos en España se ha reducido significativamente en los últimos años. Antes de la crisis financiera de 2008, España era conocida por tener una gran cantidad de entidades bancarias, muchas de las cuales eran cajas de ahorros locales.

Sin embargo, muchas de estas cajas de ahorros se vieron afectadas por la crisis y tuvieron que ser intervenidas, fusionadas o absorbidas por otros bancos más grandes.

Esto ha llevado a un cambio en el panorama bancario español, con un grupo más reducido de bancos dominando el sector y compitiendo entre sí por cuotas de mercado.

¿Qué es una OPA y cuántos tipos hay?

Una Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil es aquella en la que una empresa, sin el consentimiento previo de la empresa objetivo o de su consejo de administración, realiza una oferta para adquirir públicamente una cantidad significativa de sus acciones o la totalidad de la empresa.

En una OPA hostil, la empresa que realiza la oferta busca adquirir el control de la empresa objetivo directamente de sus accionistas, a menudo con la intención de tomar el control de la empresa o de sus activos. Esto se hace a menudo cuando la empresa adquirida es considerada una inversión atractiva por parte de la empresa oferente, pero la dirección de la empresa objetivo no está interesada en ser adquirida o no está dispuesta a negociar una venta.

Las OPAs hostiles pueden ser controvertidas y a menudo generan tensiones entre las partes involucradas, así como preocupaciones entre los accionistas y otras partes interesadas sobre el futuro de la empresa objetivo y el impacto en el mercado.

Para llevar a cabo una OPA hostil, la empresa oferente generalmente compra acciones en el mercado abierto para aumentar su participación en la empresa objetivo, o realiza una oferta directa a los accionistas para comprar sus acciones a un precio específico. Si la oferta tiene éxito y la empresa oferente adquiere una participación mayoritaria en la empresa objetivo, puede obtener el control de la misma y tomar decisiones sobre su dirección futura.

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