Crisis por Coronavirus
El número de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) continúa su tendencia al alza pese a la Semana Santa. Según los últimos datos, los ERTE presentados por causas de fuerza mayor son el 95,30 % del total y afectan al 88,3 % de los trabajadores en esta situación.
Los trabajadores que se ven implicados en estos procesos de expedientes de desempleo temporal no aparecen como desempleados en los registros del paro. No se son considerados demandantes de empleo y siguen cotizando en la Seguridad Social.
El Gobierno ha anunciado que durante el estado de alarma, el Estado se hará cargo del pago de las cotizaciones sociales de los empleados en ERTE. Es la salida para que muchos puedan percibir la prestación, al que no será antes de mayo.
Algunos de los trabajadores inmersos en un ERTE
Antena 3 Noticias ha hablado con algunos de los trabajadores que se están enfrentando a un ERTE. Sus realidades son preocupantes, como nos explica Paco. "Hola, soy Paco, soy chófer o era chófer”, afirma uno de los afectados por uno de los ERTE presentados a raíz del coronavirus. Paco dice "era" porque le han despedido. La actividad en su empresa cayó con el estado de alarma. “Tampoco puedes buscar otro empleo porque no puedes salir de casa ni sabes qué otras empresas buscan chóferes”, afirma.
Patricia trabajaba para una compañía aérea. Con los aviones parados, ella se ha quedado igual, en paro. “Los papeles del paro, por ejemplo, no sabemos cuándo vamos a cobrar porque están colapsados y están tardando mucho en todos los trámites”, nos explica.
En casa de Fina hay afectados por partida doble. Ella es víctima de un ERTE y su marido ha sido despedido; se suma que tienen tres hijos. “No tenemos ingresos, solo 300 o 400 euros este mes y cada vez más difícil poder ir a comprar al supermercado para comer”, nos describe su situación.
Un problema común para todos los que han sufrido un ERTE, como Candelaria que nos cuenta que no saben cuándo cobrarán, pero hay que pagar las facturas, la luz, el agua…
María, dependienta de una tienda, acababa de cambiar de trabajo justo antes de venirse encima la crisis por el coronavirus. “Me faltaban tres días para terminar el período de prueba y me despidieron”. Y como había dejado voluntariamente su empleo anterior, ahora no tiene ni paro.
Realidades muy complicadas las generados por unos ERTE que afectan sobre todo a menores de 35 años y que generan incertidumbre en muchas familias españolas.