EN NUEVA ZELANDA
La empresa neozelandosa Perpetual Guardian, que decidió reducir a cuatro los días laborables de la semana sin que el salario se viera afectado como experimento, ha decidido ahora implantar este sistema de manera definitiva.
La compañía, que se dedica a la gestión de patrimonio, ha adoptado este horario después de que expertos descubrieran que el personal de la empresa tenía niveles más bajos de estrés y niveles más altos de satisfacción en el trabajo tras el experimento.
Los empleados que adoptaron el horario laboral de cuatro días a la semana, tienen ahora un mejor sentido del equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
El fundador de Perpetual Guardian, Andrew Barners, ha asegurado que el personal de la empresa puede adoptar este horario y que ha consultado a los abogados para garantizar que este nuevo sistema se ajusta a la legislación laboral de Nueva Zelanda.
A aquellos empleados que decidan no acogerse al nuevo horario, se les ofrecerán opciones más flexibles como empezar o terminar pronto su jornada para evitar atascos y gestionar sus compromisos para poder cuidar de sus hijos.
El CEO de la empresa decidió comenzar este experimento para observar así la presión a la que estaban sometidos sus empleados y si podían conciliar su vida laboral y personal. Barnes se preguntaba si tener un día extra para dedicarse a su vida familiar haría que el personal estuviera más concentrado y fuera más productivo en la oficina. Ahora, los datos evidencian que su teoría ha sido un éxito.
"Para nosotros lo importante es que nuestra empresa obtenga una mayor productividad gracias a una mayor eficiencia en el lugar de trabajo", asegura Barnes, que dice que "la actitud correcta es un requisito para que funcione y que todo el mundo tienen que comprometerse para poder crear un modelo viable a largo plazo".
El ministro de Relaciones Laborales de Nueva Zelanda calificó de "muy interesantes" los resultados de este experimento y dice que está deseando trabajar con empresas para explorar nuevos modelos laborales.
Dos académicos neozelandeses recopilaron los datos antes y después del periodo de prueba y llegaron a la conclusión de que en noviembre del año pasado poco más de la mitad del personal (un 54%) sentía que podía encontrar un equilibrio entre su vida laboral y la personal mientras que después del experimento, este porcentaje ha aumentado al 78%.
Además, los niveles de estrés de los empleados disminuyeron y la estimulación y el compromiso con el trabajo mejoraron significativamente.