Precios
El encarecimiento del trigo está pasando factura a un producto básico de la cesta de la compra, el pan. El 30% de las exportaciones mundiales de este cereal procedía de Ucrania y Rusia antes de la invasión.
Los puertos ucranianos no podrán reabrirse para las exportaciones, se calcula, en meses. India se ofreció a alimentar al mundo cuando estalló la guerra. Pero las olas de calor allí han mermado sus cosechas entre un 10 y un 15%. La consecuencia es que el trigo no para de subir.
En Euronext, el mercado de referencia en Europa, los futuros de trigo experimentaron ayer un ligero descenso en las cotizaciones. Aún así el trigo de entrega para septiembre se sitúa en los 422,25 euros la tonelada. Los expertos no esperan que baje de los 400 euros en el próximo año y esto contrasta con las cifras registradas en 2019, cuando la tonelada de trigo se situaba en los 202 euros.
La repercusión es inevitable en los precios de las harinas, fundamentales para la elaboración del pan, y por tanto en el precio que termina pagando el consumidor en la panadería o el supermercado.
El pan, un 10% más caro que hace un año
Que hacer la compra es mucho más caro que hace un año es algo bien conocido por todos. Los precios subieron un 8,3% en abril, según los datos del IPC. A pesar de su ligera moderación con respecto a marzo, la inflación sigue en tasas no vistas en año y la gran afectada es la cesta de la compra.
Siete de cada diez alimentos se encarecieron más del 5% en abril y entre ellos está el pan. En concreto este producto subió un 10,1% con respecto al mismo mes del año pasado. Y, con el encarecimiento del trigo, seguiremos pagándolo cada vez más caro.
Las panaderías, asfixiadas por los costes
Al precio imparable de la harina se suma el de la luz que está asfixiando a las panaderías, donde los hornos funcionan muchas horas al día. Algunos de estos negocios aseguran haber sufrido un aumento de sus costes totales de hasta un 30% y nos les queda más remedio que repercutirlo en los precios o, en el peor de los casos, cerrar. La última gran cooperativa en echar la persiana ha sido la de Pannosco, en A Coruña, fundada en 1974.