Vendimia 2024
Se han recogido 275 millones de kilos de uva, unos 10 millones menos que en la desastrosa vendimia de 2002.
La vendimia de 2024ha finalizado con la recolección de 275 millones de kilos de uva, lo que supone 10 millones menos que en 2002, el cual era considerado hasta ahora el peor año. A pesar de contar con 12.000 hectáreas productivas más, la calidad y cantidad de la cosecha se han visto gravemente afectadas por diversas causas climáticas y económicas, dejando a los productores en una situación preocupante.
Luis Alberto Lecea, de Bodegas Lecea, señala que los tiempos de maduración de la uva han cambiado drásticamente. Si antes se realizaba en 20 días, ahora este proceso apenas dura ocho o nueve días, lo que obliga a realizar una vendimia más rápida y complicada. Los efectos del cambio climático y las condiciones meteorológicas adversas han agravado este proceso.
Uno de los principales problemas ha sido el desarrollo de la 'botrytis', un hongo que afecta a las uvas y provoca podredumbre. Carlos Rubio, de las Bodegas Solar de Samaniego, explica que en su caso, la merma de la cosecha ha sido del 50% debido a las lluvias de septiembre y las altas temperaturas, que favorecieron la aparición de esta enfermedad en algunos viñedos.
Otro efecto negativo derivado de las lluvias ha sido el corrimiento, según señala Iker Martínez, de Bodegas Altún. Esta situación, que afecta la floración y reduce la cantidad de granos por racimo, ha empeorado aún más las perspectivas de la cosecha de este año.
Además de los problemas climáticos, los bodegueros enfrentan un cambio cultural global en el que se consume menos vino, afectando directamente los precios de venta. Luis Alberto destaca que los precios actuales de la uva no son suficientes para mantener los cultivos, lo que pone en riesgo la viabilidad de muchas explotaciones.
Iker Martínez también advierte que tanto en La Rioja como en la Rioja Alavesa, hay un exceso de viñedo en comparación con el consumo actual de vino, lo que plantea la necesidad de reducir las hectáreas dedicadas a este cultivo. Esta reducción, sin embargo, podría ser traumática para algunas explotaciones que se verían obligadas a cerrar.
Bequer Prieto, enólogo y director técnico de Bodegas Zifar, explica que las cosechas han cambiado drásticamente en los últimos años. "En 2021 comencé la vendimia el 7 de septiembre, pero recuerdo hacerlo con mis abuelos el 12 de octubre. Estamos hablando de seis semanas de diferencia", señala Prieto. Para adaptarse, los bodegueros se ven obligados a maximizar el trabajo de las viñas en verano y adelantar la vendimia, buscando equilibrar los niveles de alcohol y acidez, su principal reto.
En Ribera del Duero, el uso del tempranillo, que representa el 75% de las plantaciones, plantea dificultades, ya que es una variedad sensible al calor. "Es una uva que se asusta con las altas temperaturas", comenta Prieto, lo que complica su cultivo con el aumento de las temperaturas.
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