EXPERIMENTO REALIZADO EN NUEVA ZELANDA
"Quiero que mis empleados den lo mejor de si mismos en la oficina, pero también quiero que ellos estén lo mejor posible fuera de aquí, en casa con sus familias". Este es el deseo de Andrew Barnes, CEO de la empresa neozelandesa Perpetual Guardian que decidió poner en marcha un experimento durante los pasados meses de marzo y abril con 240 trabajadores: reducir a cuatro los días laborables de la semana. Sin que el salario se viese afectado.
Para tener resultados concretos de dicho experimento tanto el investigador académico Jarrod Haar como la profesora de la Universidad de Auckland Business School, Helen Delaney, monitorizaron los resultados en lo que a productividad se refiere durante estas ocho semanas.
El riesgo, antes de iniciarse la prueba, era que aumentase la presión sobre los trabajadores para lograr los mismos objetivos en menos horas, sin embargo se ha comprobado que ha ocurrido todo lo contrario.
"Lo que hemos visto es un aumento masivo en el compromiso y la satisfacción del personal sobre el trabajo que realizan, un aumento masivo en la intención del personal de continuar trabajando con la compañía y no hemos visto una caída en la productividad", ha asegurado Barnes a nzherald.co.nz.
El jefe de esta empresa de fideicomisos añade que el ensayo muestra que las horas reducidas no tuvieron ningún impacto en el personal que realizaba sus tareas semanales. De los resultados obtenidos durante este estudio se desprende también que el nivel de estrés de los trabajadores bajó de un 45% a un 38% y que el equilibrio entre la vida laboral y familiar mejoró de un 54% a un 78%.