El aeropuerto Barcelona-El Prat ha registrado durante este lunes retrasos en numerosos vuelos a causa de la falta de controladores, con demoras que han afectado principalmente a las salidas, con vuelos que en algunos casos han despegado dos horas después de lo previsto. Según ha informado Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), 18 de los 53 controladores que tenían que trabajar no han acudido a sus puestos. Esto ha obligado a cerrar cuatro de los 12 sectores aéreos que se gestionan desde el centro de control de Barcelona. Los principales problemas se han producido entre las 10.00 y las 14.00 horas. En torno a la mitad de los vuelos han acumulado retrasos, con algunos destacados como las dos horas de un avión rumbo a Viena, o la hora y media de dos aviones con destino a Hamburgo y Tenerife.[[RELATED Verano complicado Los controladores animan a investigar [[/RELATED Desde AENA afirman que se puede hablar de "normalidad" tanto en las instalaciones aeroportuarias de Barcelona-El Prat como en las de Girona y Reus, pero en la Ciudad Condal la situación está afectando a miles de viajeros, tanto catalanes que empezaban su viaje de vacaciones o turistas que llegaban a Barcelona para pasar unos días de descanso. De las 900 operaciones programadas para este lunes, se han registrado una docena de retrasos. De estos retrasos, seis han correspondido a vuelos de salida y otros seis a vuelos de llegada, la mayoría de ellos a destinos europeos. Aena ha denunciado que los controladores "mantienen la misma estrategia de bajas deliberadas iniciada el fin de semana", cuandoel absentismo llegó al 46% el domingo, con 28 controladores que nose presentaron a trabajar. Sin tiempo de buscar sustitutos Además, Aena ha asegurado que los controladores: "mantienen la misma estrategia de bajas deliberadas iniciada el fin de semana". Cuando el absentismo llegóal 46% el domingo, con 28 controladores que no se presentaron a trabajar. La acumulación de bajas, que en la mayoría de las ocasiones se comunican sin el tiempo suficiente para buscar sustitutos, tiene el evidente objetivo de entorpecer el tráfico aéreo y un claro perjudicado: el pasajero que ve alterados sus planes de viaje en plena temporada de verano, así como las compañías aéreas y el sector turístico.