MIENTRAS REÚNE LOS 2,5 MILLONES DE FIANZA

Blesa, obligado a cambiar su retiro dorado a una prisión

Cuando dio el relevo de Caja Madrid a Rodrigo Rato, pensó que dejaba una entidad fuerte y comenzaba una etapa de tranquilidad. Entre sus actuales planes está casarse el próximo 8 de junio, lo que ahora podría tener que replantearse tras la decisión del juez de mandarle a la cárcel.

Miguel Blesa, amigo del expresidente del Gobierno José María Aznar (1996-2004) y al frente de Caja Madrid durante más de trece años, ha puesto punto y final a su retiro dorado para dormir por primera vez en prisión. Sus planes para casarse el próximo 8 de junio con su compañera de los últimos tiempos en una finca de las afueras de Madrid quedan ahora en el aire por la sorprendente decisión del titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid, Elpidio José Silva.

El magistrado que investiga la concesión de un crédito fallido de 26,6 millones de euros concedido en 2008 por Caja Madrid al grupo Marsans dio un paso inesperado al citar de forma urgente al expresidente de la entidad financiera. El argumento del juez era conocer de primera mano los detalles de la compra por parte de Caja Madrid del City National Bank of Florida, por el que la entidad española habría pagado un sobreprecio y que ha sido el detonante para dictar la orden de prisión de Blesa, eludible bajo una fianza de 2,5 millones de euros.

Una decisión que no ha dejado indiferente a nadie, ni a los amigos ni a los detractores del exbanquero, quienes han destacado que, tras dejar la presidencia de Caja Madrid en 2010, Blesa había optado por rehacer su vida y disfrutar de su familia alejado de los focos.

Amante de los viajes y enamorado de Miami (EEUU), Blesa, nacido en Linares (Jaén) en agosto de 1947, se había dejado ver públicamente en contadas ocasiones y en algunas de ellas, como sus comparecencias en el Congreso, dispuesto a cumplir con su deber, como él explicó. A pesar de sus problemas de columna, el exbanquero militante del PP y operado al menos en dos ocasiones de una hernia discal mantenía siempre un porte elegante -habitualmente enfundado en trajes a medida- y un irónico sentido del humor.

Con la esperanza de recabar la millonaria fianza y recuperar sus planes de boda, Blesa seguramente recordará en estas horas a algunos de sus buenos amigos y también a quienes en los últimos años le dejaron un sabor más agridulce, entre ellos el expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán, por quien dijo sentirse traicionado.

Según el entorno de Blesa, los rifirrafes con el entonces patrón de los empresarios, sentado en el consejo de administración de Caja Madrid, comenzaron cuando el banquero se dio cuenta de que Díaz Ferrán le había embaucado en operaciones que habían resultado un fiasco, como la entrada en el capital de SOS.

Y se acrecentaron con el polémico proceso electoral en el que Díaz Ferrán, en prisión desde el pasado diciembre, dejó de apoyar a Blesa y se alineó con las tesis de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien abogaba por renovar la cúpula de la entidad financiera.

En sus últimos años al frente de Caja Madrid, Blesa luchó encarnizadamente para optar a su reelección como presidente de la entidad con el apoyo del entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Al final de su mandato, Blesa se sentía orgulloso de dejar una Caja Madrid cinco veces más grande de lo que la encontró a su llegada en septiembre de 1997 y se fue agradecido y satisfecho de entregar, como él mismo dijo, a su buen amigo Rodrigo Rato el mando de la cuarta entidad financiera de España.

Se marchó "con añoranza, pero sin rencor ni amargura" porque prefirió recordar que durante sus años al frente de la entidad, Caja Madrid creó 6.000 empleos y abrió 1.400 sucursales y oficinas de banca de empresas. Durante su mandato se aprobaron decisiones estratégicas como la firma de una gran alianza en banca-seguros con Mapfre y también la compra del City National Bank, la séptima mayor entidad del estado de Florida, un orgullo para Blesa aunque ahora le lleve a la cárcel.

Hay que remontarse a diciembre de 1994 para asistir al ingreso en prisión de un banquero, en este caso Mario Conde, acusado de apropiación indebida, estafa de 7.000 millones de pesetas, falsedad documental y maquinación para alterar el precio de las cosas, cargos que se le imputaban por su gestión al frente de Banesto.

Desde entonces y hasta hoy, cuando con motivo de la crisis económica se ha desatado el aluvión de las causas financieras en los tribunales por la mala gestión de los responsables de entidades como Banco de Valencia, Bankia, Caja Castilla La Mancha o la CAM, entre otras, ninguno de sus dirigentes ha ido a la cárcel.

Pero además de este procedimiento, Blesa podría enfrentarse en breve a otro en la Audiencia Nacional, donde el juez Fernando Andreu ha preguntado a la Fiscalía Anticorrupción si debe investigarle por la comercialización de participaciones preferentes a raíz de las querellas que ha interpuesto UPyD, #15mPaRato y varios particulares.

Asimismo, la Fiscalía especial está investigando la denuncia que UPyD le presentó el pasado marzo contra Caja Madrid, algunos miembros de su consejo de administración, entre ellos Blesa y Rodrigo Rato, y de su comité de dirección, a los que acusa de cobrar más de 71 millones en 4 años.

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