Reconocimiento facial
Cada vez más empresas utilizan aparatos de reconocimiento facial. En este año de pandemia por el coronavirus se han vendido un 80% más.
Crecen un 80% las ventas de aparatos de reconocimiento facial para los trabajadores a pesar de la pandemia y del teletrabajo. Desde el año 2019 la ley obliga a un sistema de control de entradas y salidas de los trabajadores en las empresas..
Así evitan tocar superficies
Entramos en la cafetería de Monte do Gozo, lugar de descanso y ocio de los peregrinos al alcanzar su meta en Santiago, y nos topamos con un pequeño aparato en la puerta, a pesar visible, y al lado del expendedor del gel hidroalcohólico. “Esto es para fichar, pero sin necesidad de que toquemos ningún aparato, evitando la huella dactilar”, explica Bea, una de las empleadas.
Desde el año 2019 la ley obliga a un sistema de control de entradas y salidas de los trabajadores en las empresas. Este tipo de aparatos de reconocimiento facial han modificado el panorama actual. Evitan el contacto directo con ninguna superficie y, sobre todo, la acumulación de informes en papel. “El contacto es cero, y en una época como esta, en plena pandemia, es lo que buscan las empresas. Urgencia para el control, en cuestión de segundos, y evitar también cualquier posibilidad de contagio entre sus trabajadores”, comenta Carlos Carballo, responsable de ventas de Bodet, empresa del sector.
Logran distinguir caras aunque lleven mascarilla
Aseguran que sus ventas se han incrementado en un 80% con respecto al pasado año y que la demanda continúa al alza. El sistema es capaz de registrar un rostro en solo 2 minutos: nos colocamos ante la cámara, un robot solicita que movamos primero la cabeza de arriba a abajo, y luego de un lado al otro, hasta que consigue dar con hasta 12 puntos diferentes de cada rostro y conseguir diferenciar las facciones. “Sobre todo necesitábamos que el aparato consiguiese distinguir cada una de las caras con mascarillas puestas y, después de muchos meses de trabajo, lo hemos conseguido”, explica Isabel Cantó, directora general de esta empresa.
El sistema se ha implantado ya en muchas empresas de España y esta semana ha llegado a Galicia. El albergue del Monte do Gozo, con capacidad para recibir a más de 1.000 peregrinos y cuyas puertas se abrirán de nuevo este próximo mes, ha sido el último en recibirlo. “Llevamos un año parado y esta vez queremos volver con toda la artillería, estando preparados y evitando cualquier posibilidad de contagio en nuestras instalaciones”, explica Julia Gallego desde la recepción.
La pandemia ha obligado a modificar los hábitos y algunos sectores han sabido aprovechar la coyuntura para conseguir llegar a un mercado más amplio.