Las multinacionales invierten para vender más ropa barata
Se ha convertido en una batalla. Vender, vender y vender. Y el mejor reclamo siempre es el precio. Hace 15 años que desembarcó en Europa el low cost y desde entonces, las ofertas y gangas están por todos los rincones. Hasta la alta costura se apunta a esta maratón.
Hay quien guarda colas de dos días para conseguir alguna prenda de una colección exclusiva francesa. Vestidos de unos 15 mil euros a 500. Sin empujones.
Todo bien organizado. Pulseras para entrar y sólo diez minutos para comprar. El low cost quiere captar nuevos compradores con más poder adquisitivo. Por eso, las multinacionales invierten para conseguir más espacio, la mejor imagen y el mejor lugar. Y es que nadie se quiere quedar atrás en este mundo de la ropa barata, que se está convirtiendo en un negocio boyante.