A Coruña
Más de 1.500 productores de esta ría coruñesa llevan sin faenar desde el 4 de enero.
"La situación es insostenible", es el resumen de Francisco Pérez, el Patrón Mayor de Mariscadores a Pie de la ría de Noia, en A Coruña. Faltan poco más de dos semanas para que arranque la campaña de extracción de berberecho, la mayor fuente de ingresos del colectivo en la zona, y en un 80% está muerto.
La causa de esta alta mortandad se encuentra en la gran cantidad de agua dulce que ha provocado la desalinización del agua. "Hemos registrado en algunos muestreos una salinidad en el mar de 0% cuando por debajo del 10% ya empieza a ser perjudicial para el marisco", nos explica Liliana Solís, bióloga de la Cofradía de Pescadores de Noia.
La gran cantidad de lluvias caídas durante el pasado año está detrás de esta desgracia pero también la apertura de la presa del río Tambre, a pocos kilómetros de la zona, que provocó que se acumulase todavía más agua dulce en la zona. "Necesitamos un plan que impida la apertura de esa presa, al menos cuando esté la marea baja, porque está matando todo", reclama Francisco.
Y a este problema se le suma otro. Desde enero no han podido salir a faenar así que sembraron la zona con nuevo berberecho pero no ha crecido como se esperaba. "De repente hay una gran densidad de berberechos en cada metro cuadrado, y esa cantidad impide que crezca pero, además, la falta de viento nordeste, a lo largo del verano, le ha privado de que se arrastre alimento hasta aquí y no hayan podido nutrirse lo necesario", se lamentan desde la Cofradía de Pescadores de Noia.
Con este panorama, y con más de 1.500 productores afectados, muchos de ellos están cobrando el desempleo desde inicios de año y, muchos otros, han optado por modificar su fuente de ingresos "y se han marchado a otros sectores".
Con la vista puesta en el mar, en las condiciones climatológicas y a la espera de un plan que impida la apertura de la presa cercana, a falta de dos semanas para el inicio de la campaña de extracción del berberecho, los mariscadores de Noia ya solo creen en "cruzar los dedos y esperar el milagro".