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Los 1.000 deshollinadores de España, desbordados de trabajo ante la llegada del frío y los precios de la luz

Aunque es un oficio que ha ido desapareciendo gradualmente, los pocos deshollinadores que quedan en España tienen la agenda llena. Así se ha modernizado esta profesión.

Izaskun y Alberto llevan veinte años deshollinando chimeneas. Retiran el hollín de las paredes y se aseguran de que la instalación funciona correctamente. En esta época, la demanda siempre crece pero este año no dan abasto.

"Desde octubre todos los años son una locura pero que este año se nota un poco más. El precio de la luz, del gas, la guerra de Ucrania... la gente quiere ahorrar y personas que no usaban la chimenea nos llaman para ponerla a punto", cuenta Izaskun. Tanto es así que están dando citas para marzo.

Calentar la vivienda con pelet o madera es más barato, pero es importante comprobar que la chimenea funciona. Alberto explica que "los riesgos son sobre todo por si se desata un incendio en la chimenea, que caiga alguna viga, el monóxido de carbono que provocaría que el humo revierta hacia la vivienda".

En España hay cerca de 1.000 deshollinadores. Aquel oficio que nació en los tejados con la Revolución Industrial es menos peligroso y se ha modernizado: "Las herramientas que utilizamos han cambiado, los cepillos giratorios, el aspirador... ya no nos subimos a los tejados y si lo hacemos vamos muy asegurados".

En países como Francia o Alemania la profesión está regulada. Aquí son pocos y es difícil encontrar personal cualificado para un trabajo que cada día tiene mas demanda.

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