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Galicia

Yoga rural: la iniciativa de una madrileña que da vida en la montaña de Lugo

Virginia Millán dejó atrás su vida en Madrid hace trece años para instalarse en Becerreá e impartir clases de yoga.

La tranquilidad y los paisajes verdes de la montaña lucense cautivaron a Virginia Millán a su llegada a Galicia hace ya trece años. Su mente la empujó a abandonar un trabajo en una multinacional en la capital para asentarse en la aldea de Penamaior, en Becerreá (Lugo). El motivo de este cambio tan radical, según explica, fue querer cumplir un sueño: “Desde que era muy jovencita quería vivir en el campo”, explica.

Y así lo hizo. Dejó atrás toda una vida para empezar otra en un entorno radicalmente diferente: de la ajetreada vida en la ciudad al sosiego del rural gallego. Una tranquilidad que coincide con la que es su gran afición: el yoga. De esta disciplina Virginia ha hecho su actual modo de vida.

"En la zona de Ancares vive mayoritariamente una población envejecida que ha tenido trabajos duros"

Todos los lunes y miércoles ella y sus alumnas se reúnen en el Centro Cultural de As Nogais. Algunas vienen caminando, otras lo hacen en coche, pero todas acuden con el mismo objetivo: "Hacer algo de ejercicio y conversar también”. Nos lo explica Nélida López, presidenta de la Asociación Mulleres Rurais Connavia: "Virginia es muy buena profesora, nos lo pasamos muy bien", reconoce.

Esa es, precisamente, la clave de esta actividad: no se trata solo de hacer deporte y actividad física, sino de socializar en un contexto rural en el que, muchas veces, resulta complicado conectar con otras personas. Lo saben bien ellas, vecinas de este municipio de Os Ancares, en el que viven ya menos de 1.000 personas.

Son pocos vecinos y, también, pocos jóvenes: "En la zona de Ancares vive mayoritariamente una población envejecida que ha tenido trabajos duros", explica Virginia. Es por ello que no solo les ofrece formación en esta disciplina, sino también ejercicios que les ayudan a fortalecer su musculatura. A pesar de todo, la edad no es un impedimento para ninguna de ellas: estiran, ejercitan y se divierten, lo que les hace "sentirse jóvenes", dice Maricarmen Rodríguez.

Comunidad

Y es que iniciativas como la de Virginia permiten a estas personas no solo formarse en una disciplina que era prácticamente desconocida en su entorno, sino también generar una comunidad. No obstante, hay perfiles que se resisten: "Algunos hombres han venido a probarlo", pero no consiguen engancharse, reconoce Virginia, que hace un llamamiento para darle una oportunidad a una actividad físico-mental que a ella le ha cambiado la vida. Y no solo a ella.

Ahora, los vecinos y vecinas de Os Ancares tienen una oportunidad para conectar con las tres claves de esta actividad, que para Virginia son "cuerpo, respiración y mente".

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