SE INCREMENTA EN VERANO
"Cada vez iba más al gimnasio y restringía mi alimentación. Llegué a ir 6 horas al gimnasio y a veces me desmayaba", cuenta María. Aún así no era suficiente: "Mi vida social dependía de las horas del gimnasio y la alimentación era terrible, no comía algunas cosas porque creía que me iban a matar".
Las personas que lo padecen no se suelen dar cuenta: "Es un trastorno en el que tienen que venir acompañados de la familia porque no existe conciencia de enfermedad", afirma Aitana Ferrer, psicóloga clínica.
Esta enfermedad suele estar asociada al culturismo. "Hay mucha gente del mundo de la competición que lo llama vigorexia, pero yo pienso que deriva de otros problemas obsesivos", apunta José Mnauel Moraleda, subcampeón de culturismo de Andalucía.
Las redes sociales pueden afectar a estas problemas. "Yo puedo subir una foto mía de una competición y realmente no estoy así, esa persona puede estar sometida a una presión por intentar superarme o igualarme", comenta Moraleda.