PESABA 130 KILOS

Juan Miguel Esteban, el preso ironman: "En la cárcel se reían de mí y con los años me gané su respeto"

De correr en el patio de la cárcel a terminar el Ironman de Lanzarote. Esta es la historia de Juan Miguel Esteban, que pesaba 130 kilos cuando ingresó en prisión: corre con una pulsera telemática de control.

De correr en el patio de la cárcel, a terminar el Ironman de Lanzarote: "Entré en prisión pesando 130 kilos. Fui campeón de España y campeón de Madrid de culturismo. Cuando entré, decidí que la mejor manera de emplear el tiempo era hacer deporte", cuenta Juan Miguel Esteban.

Corre con una pulsera telemática de control: "Lo primero que quise fue bajar peso, entonces empecé a correr. Con el paso de los meses eso se fue alargando: llegó un punto en que corría tres horas y media por las mañanas y una hora y media por la tarde. Corría en un patio de hormigón que la vuelta eran 120 metros. Una locura: es lo más lesivo que hay para las articulaciones. Cada 20 minutos tenía que cambiar el sentido y andar cuidando mucho de no lesionarme".

"Cuando empecé a correr, tanto los funcionarios como los internos se reían de mí. Me decían un montón de cosas: '¿Pero qué haces chaval, eres gilipollas? no pierdas el tiempo'. Y con el paso de los años me gané el respeto de las dos partes", cuenta Juan Miguel Esteban.

Grupo de entrenamiento

Formó un grupo de entrenamiento en la cárcel: "La gente de la prisión me tomó como referente y llegué a tener más de cien alumnos de distintos módulos de la prisión. Incluso conseguí un permiso para salir dos días a la semana a un campo de tierra para entrenar una hora y media con todos".

Orgulloso de su labor: "La satisfacción ha sido muy buena: a día de hoy me encuentro a gente en libertad o en semilibertad como yo y me han agradecido el haber arrancado con ellos allí porque ahora lo mantienen. Y es gente que a lo mejor venía con problemas de alguna adicción y ahora están corriendo o yendo al gimnasio".

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