UN INVENTO DE YVES ROSSY
Cada vuelo comienza igual, se sube a un avión o un helicóptero, se deja caer y, entonces, lo que siente y ve después es indescriptible.
Alcanza velocidades de 300 kilómetros por hora. "Me siento como un pájaro", reconoce. Es Yves Rossy y ha conseguido sentirse un pájaro desarrollando su propio traje de alas de fibra de carbono y kevlar con el que consiguió en 2005 volar por primera vez con la libertad de los movimientos de su propio cuerpo.
Hasta que logró crear este traje de 55 kilos con cuatro propulsores, pasó muchas horas en el túnel del viento y algún que otro susto entre medias. El humo es para que se le vea mejor.
Su vuelo más largo ha sido de 13 minutos y ha estado en los lugares más impresionantes e impresionando a los pilotos comerciales. Ha instruido a otros hombres pájaro y su idea es que todos podamos llegar a volar así en un futuro no muy lejano..
También te puede interesar...
Los peligros del salto base: hacer un 180, fallo en el paracaídas... ¡incluso un perro!
Con piercings sujetando el arnés a la espalda: así es el salto base más extremo