CELEBRADO EN LA SALA MOMART DE CÁDIZ
Tras conquistar su tercer título mundial, Coello, gaditano de 29 años residente en Tailandia desde hace once, se mostró feliz por este nuevo éxito, en esta ocasión en su tierra, y declaró que no tiene suficientes palabras de agradecimiento por el apoyo recibido.
Entre bambalinas, Carlos Coello vio pelear a su amiga Yohanna Alonso. Les une, entre otras cosas, el maldito cáncer. La enfermedad se llevó a Pepi, la madre de Carlos, hace cuatro años.
"Siempre tengo presente a mi madre"
Por ello, un tatuaje preside su espalda. La imagen de Pepi y la frase que ella le dijo cuando le diagnosticaron la enfermedad: Lucharemos y juntos venceremos.
Carlos prometió a su madre que sería campeón del mundo de muay thai. Con ese estímulo, imposible perder. Además, Carlos peleaba en casa, y se notó: cuando suelen sonar los himnos nacionales, irrumpió el himno oficioso del Cádiz Club de Fútbol, a quien Carlos homenajea también con su pantalón talismán.
Su público vibró al verle conquistar su tercer cinturón de campeón planetario. Su rival, un luchador de Hong Kong, no pudo hacer nada ante este vendaval gaditano que se marchó a 11.000 kilómetros de casa para cumplir una promesa y aprender a ser un campeón. Ahora es un muy feliz profeta en su tierra
"No me salen las palabras, gracias Cádiz", afirmó Coello, que agradeció a su "gente" el respaldo recibido y también expresó su gratitud a "todos" los que con su "granito" de arena han hecho "posible" la organización de un acontecimiento "histórico" en Cádiz.
"Es un sueño cumplido, hemos llegado la discoteca en casa. Hemos sentido el apoyo de la gente desde el minuto uno. Ha sido un día muy bueno para mí", asegura el español.
El deportista destacó la importancia que, a su juicio, ha tenido "poner" a Cádiz en el "centro del panorama internacional" deportivo con la disputa de este campeonato.
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