Vendée Globe 2020
Cerca de 45.000 kilómetros pasando por los tres extremos de los océanos: el Cabo de Buena Esperanza, de Lewin y el de Hornos. A este desafío se enfrentan el puñado de navegantes que se atreven a participar en la Vendée Globe, la prueba de vela más extrema del mundo.
Hay un español en esta locura. Como todos los participantes y gracias a las nuevas tecnologías, Dídac Costa sabía del drama que vivía su compañero Kevin Escoffier. Todos son conscientes del peligro que corren en esta vuelta al mundo en solitario de la Vendée Globe.
En la Vendée Globe la vida de los participantes está en juego. Hundimientos, vuelcos, lesiones e incluso coserse a uno mismo orientado por un médico a través del teléfono como le sucedió a Bertrand de Broc, pero lo peor es tener que ser rescatado en el agua.
"Estos barcos navegan solos. Si te caes al agua las posibilidades de supervivencia son mínimas. Tienes 30 minutos para recoger al a persona", explica Manuel Capéans, jefe de Salvamento Marítimo Finisterre.
Eso le pasó en 2013 al mallorquín Javier Sansó, quien pudo nadar hasta el barco y abrir la balsa salvavidas tras romperse la quilla y caer al agua. "Volvió a nacer ese día", señala Capéans.
En un naufragio el otro gran problema es la distancia a la costa: "Cuando estás cruzando el Pacífico la persona más cercana que tienes puede estar en la Estación Espacial Internacional".
De ahí la importancia de la ayuda de los otrso participantes como nos acaba de contar el único español que participa en esta edición, Dídac Costa: "Muy feliz por el desenlace y contento de saber que podemos contar con los demás en caso de necesidad". Escoffier estuvo 11 horas a la deriva en la Vendée Globe 2020.
No es el primer 'milagro'
En la primera edición de la Vendée Globe, en 1989, participaron trece barcos y sólo lograron terminar siete. El ganador, el francés Titounan Lamazou invirtió 109 en lograrlo.
Dar la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y sin asistencia no está al alcance de cualquiera. La vida de los participantes está en juego y así ha sido desde siempre. El primero en sufrirlo, en 1998, fue Philiippe Poupon, cuya embarcación volcó.
El británico Nigel Allan Burgess, 50 años, murió al caer por la borda de su embarcación durante un fuerte temporal en el golfo de Vizcaya, cuatro días después de la salida.
Ese mismo año, Bertrand de Broc se cosió a sí mismo orientado por teléfono por el médico de la carrera.
En 1996, Tony Bullimore pasó 4 días con sus noches a la deriva, comiendo chocolate. En esa edición de la Vendée Globe, una de las más convulsas, también tuvo que ser rescatado Thierry Dubois.
El último en experimentar la dureza y el riesgo de esta terrible regata ha sido el francés Kevin Escoffier. Afortunadamente para él, podrá contarlo.