Aventura
Aficionado a éste tipo de experiencias vió la vía ferrata de La Hermida en un libro y se lanzó. La Vía de La Hermida, en Cantabria, tiene una dificultad intermedia. Enseguida se encontró con los primeros problemas. Colgado de una pared tuvieron que bajarle.
"Le gustó y la quiso hacer, pero sobreestimó sus capacidades", explica Alarik Betanzos, sargento del GREIM de Potes, Cantabria.
A otro grupo de montañeros que pasaban por allí les llamó la atención lo poco preparado que iba el anciano. Cogieron su móvil y fueron llamándole a lo largo del día para ver su estado.
"La verdad es que no daban crédito. Llamaron porque le vieron bastante cansado", explica Alarik.
Al llegar al parking comprueban que la persona no esta en su coche y avisan a la unidad de montaña de la Guardia Civil. Peinan la vía de arriba a abajo.
"Registramos dos cuevas a la largo del recorrido", cuenta Alarik.
A las dos de la mañana lo encuentran en mal estado. No tenia ni agua ni comida. Una tormenta les obliga a hacer un vivac con el anciano. A la mañana siguiente ascienden con él hasta una repisa para hacer un rescate aéreo. Sin la acción de esos montañeros hoy hablaríamos de algo peor.