Crossfit
A sus 45 años, esta doctora gallega alcanzó un meritorio tercer puesto en el Wodapalooza de Miami y solo un error de la organización le privó de la medalla de plata.
En el Hospital de Santiago de Compostela ha nacido una estrella del crossfit, pero no como paciente. Se trata de Teresa Cuevas, urgencióloga y deportista a nivel internacional, pues viene de alcanzar el tercer puesto en el Wodapalooza de Miami, uno de los eventos de crossfit más prestigiosos del planeta. "Al clasificatorio nos presentamos 200 mujeres de todo el mundo y yo me clasifiqué de segunda. Fue una experiencia impresionante", resume orgullosa Teresa, ya de vuelta en casa y al trabajo.
"No sabía qué era una dominada, un peso muerto... Los nombres de los ejercicios me sonaban a chino. Pero luego te vas picando y vas mejorando"
En Miami fue la única representante española en la categoría máster entre 45 y 55 años y dejó el listón bien alto. Oficialmente quedó tercera empatada con otra rival, pero se quedó sin medalla a los puntos. Es más, debería haber sido plata, pero un error de la organización, que la colocó segunda en la carrera cuando en realidad había ganado esa prueba, empañó el éxito. "Me fui a celebrarlo y cuando lo vi ya era demasiado tarde para apelar", confiesa resignada. "De ser segunda pasé a quedar empatada con la tercera y, a puntos, fuera de podio", explica.
Con todo, Teresa celebra el enorme progreso que ha experimentado desde que empezó a practicar crossfit hace solo 6 años. "Yo nunca había hecho ejercicio, pero empecé a jugar al pádel y en el mismo sitio había un box de crossfit. Una amiga me animó a probarlo y fue hacerlo y engancharme. Sales con un subidón... Es muy adictivo", asegura desde el box Crossfit SCQ, que en los últimos años se ha convertido en una segunda casa.
Aunque los inicios fueron duros, poco a poco se fue sintiendo una más y crecieron las ganas de hacer algo grande: "Los primeros días fueron terribles. No podía hacer una sentadilla. No sabía qué era una dominada, un peso muerto... Los nombres de los ejercicios me sonaban a chino. Pero luego te vas picando y vas mejorando", confiesa. Tanto que ya ha sido primera de España en los Open Games, un desafío de cinco semanas que se ha convertido en la prueba culmen de los amantes del crossfit.
Entrena seis días a la semana, en ocasiones incluso enlazando con guardias de 24 horas. "Llevo a mis tres hijos al colegio y a las 8:30 ya estoy por aquí, aunque no entreno todo el tiempo, también hay tiempo para charlar y tomar un café", reconoce. "Sé que suena a locura, pero a veces vengo aquí hasta sin pasar por la cama. El crossfit me ayuda a liberar el estrés del trabajo. Compañeros míos acaban las guardias fundidos porque andamos como 10 km en urgencias y yo acabo fresca", valora la santiaguesa.
Parece mentira, pero para Teresa la tensión del Servicio de Urgencias no se compara con la de citas como la de Miami. "Me pongo más nerviosa en las competiciones de crossfit. En el hospital aunque llegue una parada o accidente grave estás acostumbrada. En un campeonato en cambio se te ponen los nervios a flor de piel. Me pongo histérica", reconoce. Eso sí, sus hazañas deportivas ya le han costado algún vacile. "Algún paciente me hizo comentarios sobre mis brazos o mis andares. Que conmigo mejor no meterse, cuando yo soy un trocito de pan", explica entre risas, convencida de que el crossfit "es salud y un deporte para todo el mundo".