Tenis
El tenista ruso perdió en tres sets (6-3, 6-7(4) y 7-6(2)) en un partidazo ante Grigor Dimitrov. Medvedev se encaró con el público francés por los pitos que recibió y solicitó al juez de silla que cesaran los pitos para seguir jugando. Se fue de la pista dedicando una peineta a los espectadores.
Tras el adiós prematuro de Carlos Alcaraz al Masters 1.000 de París-Bercy, Daniil Medvedev siguió los pasos del murciano y cayó ante Grigor Dimitrov en un auténtico partidazo que cayó del lado del búlgaro (6-3, 6-7(4) y 7-6(2)), quien necesito hasta siete bolas de partido para superar al moscovita. El partido fue una oda al tenis y no faltó de nada: emoción, buen tenis, golpes increíbles, drama e incluso el enfado de Medvedev con los pitos del público francés.
"Ellos pitan, yo no voy a jugar cuando pitan. No hice nada para que me silbaran. No quieren que juegue, no voy a jugar (...) Hay uno que pita, paro", estallaba el tenista ruso en el segundo set.
Un enfado considerable de un Medvedev que se marchó de la pista dedicando una disimulada peineta al público del Masters 1.000 de París-Bercy.
El duelo fue simplemente brutal, con un Dimitrov que se llevó el primer set y que vio como Medvedev resurgía en la segunda manga para iguala el partido en el tie-break, tras el altercado con el público y tras romper una raqueta contra el suelo.
El tercer set deparó un desenlace simplemente increíble, con el moscovita levantando hasta seis bolas de partido antes de ceder en la séptima frente a Dimitrov. El ruso, en la tercera manga, llegó a ir perdiendo 5-2 y, con 5-3, levantó cuatro bolas de partido, algunas con una gran frialdad. Otros dos más tuvieron el búlgaro con 6-5, pero el ruso logró forzar el juego de desempate en el que, sin embargo, ya vio agotada su capacidad de resistencia.
Dimitrov, de 32 años, venía alcanzar de las semifinales de Chengdu, los cuartos de Pekín y las semifinales del Masters 1.000 de Shangai, mientras que en primera ronda en París superó en tres sets al italiano Lorenzo Musetti, demostrando que atravesaba un buen momento de forma.
Es la décima vez que el búlgaro derrota a un top-10, la segunda en menos de un mes, ya que derrotó a Carlos Alcaraz en el pasado Masters 1.000 de Shangai.
El número 3 del mundo, que tras la eliminación de Alcaraz era el principal rival para evitar que el serbio Novak Djokovic sume una séptima corona a orillas del Sena, llegaba tras haber alcanzado dos finales del Abierto desde la que perdió en el de Estados Unidos contra el número 1, las de Pekín y Viena, en ambos casos derrotado por el italiano Jannik Sinner. Y buscaba su sexto torneo del año, su tercer Masters 1.000, tras los de Roma y Miami.