US OPEN | EL SUIZO GANÓ POR 7-6(7), 7-6(8) Y 7-5
El suizo Roger Federer, segundo cabeza de serie, mantuvo su racha triunfal en el Abierto de Estados Unidos al vencer por 7-6 (7), 7-6 (8) y 7-5 al local John Isner, decimotercer favorito, y logró el pase a los cuartos del final por undécima vez en su carrera. El partido que duró dos horas y 39 minutos fue un duelo permanente entre ambos tenistas con su saque sin que ninguno lo perdiese hasta el duodécimo juego cuando Federer se lo rompió por primera vez a Isner en 10 oportunidades.
"Me he enfrentado al tenista con el mejor saque del circuito y ganar es algo especial", declaró Federer al concluir el partido. "Creo que la clave del triunfo estuvo en mi concentración y en ganar la segunda manga". Federer admitió que en la muerte súbita del segundo set su concentración fue máxima y sólo pensó en cada tanto que estaba en disputa.
Se enfrentará a Gasquet en cuartos
El exnúmero uno del mundo tendrá en cuartos como rival al francés Richard Gasquet, duodécimo favorito, que remontó un set para imponerse por 2-6, 6-3, 6-4 y 6-1 al checo Tomas Berdych, sexto cabeza de serie. El duelo entre Federer y Gasquet será el decimoséptimo con ventaja para el tenista suizo por 14-2, incluidos los seis últimos duelos que han tenido. "Nos conocemos muy bien, nos hemos enfrentado en todo tipo de superficies y en la Copa Davis por lo que será un partido complicado dado que es un jugador muy talentoso con buenos recursos técnicos y fuerza física", valoró Federer. "Mi preocupación es seguir concentrado y llegar bien de forma al partido".
El exnúmero uno del mundo, que ganó a Isner por quinta vez en los seis enfrentamientos que han tenido, no cedió ni una sola vez el saque en la cinco oportunidades que tuvo su rival para romperlo, ni tampoco ha perdido un set en los cuatro partidos que lleva disputados en lo que va de torneo.
Federer logró 15 aces y una doble falta por 17 y 1, respectivamente, de Isner, que en el resto de las facetas del juego fue inferior al tenista suizo, que busca el sexto título del Abierto después de haberlo ganado cinco veces consecutivas hasta el 2008.
El excampeón del Abierto, que ha recuperado su mejor golpe de derecha y revés a una sola mano --impecable y mortífero--, colocó 55 ganadores y sólo cometió 16 errores no forzados, comparados a los 53 y 34, respectivamente, de Isner, que hizo 25 puntos en 45 subidas a la red por 14 de 21 de Federer. "He recuperado mi mejor tenis, estoy bien físicamente, y creo que puedo ir a más en lo que resta de torneo, pero como es lógico mi meta ahora es superar el próximo partido cuando me enfrente a Gasquet", destacó Federer.
La misma que le permitió en la muerte súbita de la primera manga frente a Isner hacer un 7-0 inmaculado con un servicio y resto demoledor. La historia se repitió en la segunda manga, sin que ninguno de los dos jugadores se rompiese el saque, lo que hizo que se fuesen de nuevo a la muerte súbita.
Esta vez fue Isner el que se puso con 2-0 de ventaja, pero en el noveno tanto lo recuperó Federer y se puso arriba con 6-5 con sus dos servicios. Salvó Isner la primera pelota de set que la tuvo fácil Federer, pero falló una volea sobre la red, aunque luego con un resto magistral de derecha le rompió de nuevo el saque al tenista estadounidense y sentenció la manga con un revés perfecto sobre la misma raya al que el jugador estadounidense lo único que pudo hacer fue pedir la revisión de la jugada para ver a cámara lenta la perfección del golpe.
La tercera manga fue todo más de lo mismo con la diferencia que a Federer le faltaba poner broche de oro al partido. Y lo hizo en el duodécimo juego, saque de Isner, resto dominante, 0-40 a su favor, tres pelotas de partido, pierde la primera, pero en la segunda con su resto obliga al tenista estadounidense a colocar un golpe de derecha que va fuera y el pase a cuartos estaba asegurado.
Su rival en cuartos, Gasquet, que perdió la primera manga, se recuperó y jugó un tenis más consistente que su rival, al que ha ganado por séptima vez en los 13 enfrentamientos que ha tenido, pero la primera después de haber sufrido tres derrotas consecutivas.